De noviembre de 2016 a septiembre de 2017 ha llovido todos los meses, algunas veces por la presencia en el país de fenómenos como el huracán Irma. Esas lluvias, sin contar las del actual huracán María, han generado pérdidas a los sistemas de riego por RD$2,300 millones.
Mientras, en acueductos controlados o dirigidos por la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) ha habido que invertir unos 200 millones, en un tiempo comprendido entre enero y poco antes de la llegada del huracán Irma (a inicios de septiembre), según informó ayer Alejandro Montás, director de la institución. “Los acueductos sufren daños básicamente por las inundaciones y la saturación de los suelos. Con el paso de Irma no sufrimos daños, pero con la tormenta anterior, donde los ríos se desbordaron, tuvimos que rehabilitar acueductos”, dijo el funcionario. Cuando habla de “tormenta anterior” se refiere a la que a finales de abril de este año 2017 provocó crecidas de los ríos Haina, Duey e Isa Mana y consecuentemente afectaron algunos sistemas. Las informaciones sobre los daños a canales, compuertas y otros sistemas que intervienen fundamentalmente en la parte de riego, las ofreció ayer a este diario el director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), Olgo Fernández.
En detalle, para corregir los problemas que dejaron las inundaciones de finales de noviembre y en diciembre de 2016, en la parte correspondiente al INDRHI, hubo de invertir RD$1,800 millones. Y para reparar los dejados por Irma y por fenómenos anteriores, se invirtieron otros RD$500 millones. Ahora hay que esperar que se evalúe si el huracán María dejará cuestiones por reparar y la magnitud de las mismas.
Con las inundaciones de diciembre pasado se vio afectada una parte de la producción agrícola en lugares como Espaillat, Valverde y Montecristi, especialmente en las zonas bananeras. En otros puntos de la geografía nacional también hubo inundaciones.
Desde entonces pocos meses han sido secos. Por ejemplo, en marzo el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) debió incrementar a siete el número de provincias en alerta, debido a las lluvias ocurridas en esos días en varios puntos del país. En abril de este año también llovió, por efecto de una vaguada que se localizó al norte del país y que mantuvo un ambiente meteorológico cargado de humedad e inestabilidad, estableciendo condiciones favorables para que se generen aguaceros con aisladas tronadas y ocasionales ráfagas de viento. Las lluvias fueron más notorias especialmente sobre las regiones Norte, Noreste, Sureste, Suroeste, cordillera Central y zona fronteriza. Los aguaceros fueron más frecuentes en horas de la tarde y primeras de la noche.
A inicios de mayo hubo aguaceros y tronadas, principalmente, sobre las provincias Hato Mayor, El Seibo, Monte Plata, Sánchez Ramírez, Duarte, Hermanas Mirabal, María Trinidad Sánchez, Espaillat, La Vega, Monseñor Nouel, Santiago, San Juan, Elías Piña, Dajabón, Santiago Rodríguez y Valverde. En la segunda quincena de junio llovió y hubo tormentas eléctricas y aisladas ráfagas de viento, producto de la onda tropical que se ubicó al sureste del país, en combinación con la vaguada que se localizó sobre el oriente de Cuba. En agosto, debido a la inestabilidad dejada por el paso de una onda tropical y el arrastre de humedad por el viento del este/sureste, hubo aguaceros dispersos con tronadas y ráfagas de viento aisladas sobre las provincias de Barahona, Pedernales, Azua, Peravia, Independencia, San Cristóbal, Dajabón, La Vega, Santiago y otras.