El petróleo se ha convertido para la Administración Medina en una especie de cuerda, que aprieta en forma amenazadora y afloja cuando aparenta que está llevando la situación a un estado de asfixie.
En los primeros dos cuatrimestres del año en curso, la cotización en alza del “oro negro” pusieron al Gobierno en una difícil situación, complicándole el clima de gobernabilidad. Las visitas de las llamadas organizaciones “choferiles” al Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) ya registraban una frecuencia casi diaria, y estaban buscando ecos en otros actores sociales para adicionales reclamaciones.
La amenaza de protestas y paros, unida a los reclamos de compensaciones para no aumentar el costo de pasajes y fletes, se originaron cuando el precio del crudo comenzó a rebasar los niveles que el Gobierno había proyectado, que fue un promedio de US$49.00 el barril. Pero desde el primer trimestre del año ese estimado fue superado y los precios internos de los combustibles iniciaron una carrera alcista que se prolongó hasta la primera semana de septiembre.
Regreso al precio de referencia
Ayer el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI), el referente que utiliza República Dominicana, cayó un 2,6 % y se situó en 49,88 dólares el barril, es decir por debajo de los 50 dólares, el peor registro en 14 meses debido a las preocupaciones por un exceso de oferta en un momento de temor a una desaceleración económica internacional. De esta forma, el barril del petróleo vuelve al valor que tenía en octubre de 2017, un descenso que como el que registra Wall Street obedece principalmente a las pocas expectativas que hay en el mercado por los signos que los analistas detectan de un descenso del crecimiento económico internacional. Los analistas explican también que hay inversores que dudan de que los recortes de suministro planificados por la OPEP y otros productores como Rusia sean suficientes para reequilibrar los mercados. Y es que la producción de EE.UU. crece en paralelo de manera constante, lo que le quita participación de mercado a los grandes productores de petróleo de Medio Oriente en la OPEP y hace que sea más difícil para ellos equilibrar sus presupuestos, según un despacho de la agencia EFE.
Mientras tanto, el Gobierno del presidente Medina sigue capeando la tempestad que amenazaba la estabilidad social y hasta económica, por las alzas que del crudo en la primera mitad del periodo. El alza tuvo sus consecuencias negativas en el Presupuesto General del Estado, debido a que fue necesario aumentar el monto del subsidio al sector eléctrico en unos 300 millones. Para incorporar esa partida el Poder Ejecutivo envió al Congreso Nacional un proyecto de Presupuesto Complementario, aprobado a este mes.
La tendencia bajista que sucedió a los primeros meses de alzas permitió al Gobierno librarse del efecto inflacionario que ya estaba incubando el petróleo, por su incidencia en los sectores transporte, vivienda y en el encarecimiento del costo de generación, que todavía tiene una tercera parte basado en petróleo.
Para el ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, quien estuvo “administrando” los precios, por la presión de las centrales de choferes y transportistas, le baja en el crudo ha sido un gran alivio, porque le ha permitido en 9 semanas seguidas, rebajar más de RD$30.00 a las gasolinas.
El crudo tiene impacto transversal en economía
En sentido general, el petróleo es un factor que impacta en la economía dominicana, desde los precios internos hasta las transferencias que debe hacer el Gobierno vía el Presupuesto. Y en términos de la balanza de comercial, por cada 10 dólares que sube el barril de crudo, el país tiene que buscar 600 millones de dólares adicionales para la factura petrolera. El consumo de petróleo en el país es equivalente a unos 160 mil barriles diarios.
El impacto del petróleo en el desempeño de la economía dominicana ha sido un factor a tomar en cuenta en los análisis y proyecciones de los últimos informes del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el informe rendido por la misión que estuvo en el país a principio de año y que fue aprobado el 22 de abril pasado, el Fondo dijo que a pesar del buen desempeño económico del país recuperado a partir del último trimestre del 2017, persistían para la economía del país “riesgos a la baja”, por “factores externos”. Asoció esas amenazas con “el aumento de los precios mundiales del petróleo, condiciones financieras mundiales más restrictivas de lo previsto y una demanda externa más débil de lo proyectado”.