Washington. El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó ayer jueves de que la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha pasado de ser una amenaza a “ralentizar” el dinamismo de la economía global, que evoluciona a un ritmo “relativamente lento”.
“En el pasado dijimos que las tensiones comerciales constituían una amenaza; lo que decimos ahora es que no son solo una amenaza, sino que están comenzando a ralentizar el dinamismo de la economía mundial”, señaló el portavoz del FMI, Gerry Rice, en una rueda de prensa en la sede del Fondo en Washington. En sus últimas estimaciones sobre el posible impacto de los aranceles impuestos mutuamente entre EE.UU. y China, el FMI calculó que la guerra comercial podría reducir el PIB mundial en un 0.8% en 2020 y ocasionar pérdidas adicionales en los siguientes años.
Preguntado sobre la evolución de la economía, Rice reconoció que el ritmo de la actividad mundial “sigue siendo relativamente lento”, provocado principalmente por el incremento de tensiones comerciales y geopolíticas que “han resultado en un aumento de la incertidumbre”. “Eso tiene repercusiones negativas en el ámbito de los negocios y en el comercio mundial”, explicó.
El FMI dará a conocer sus nuevas proyecciones de las economías en su próxima Asamblea Anual junto con el Banco Mundial (BM), que se celebrará del 12 al 14 de octubre en Washington.
En su último informe de Perspectivas Económicas Globales presentado en julio en Santiago de Chile, el FMI redujo también en una décima sus previsiones de crecimiento global para el 2019, hasta el 3.2%, debido a las tensiones internacionales y, más concretamente, a la guerra comercial entre China y EE.UU.
El pasado 1 de septiembre, EE.UU cumplió con su prometida subida de gravámenes a las importaciones chinas e impuso un arancel del 15%.
Un tema que toca hasta material de tipo escolar
Los aranceles afectan a bienes chinos como ropa, calzado y material escolar, también a alimentos como la leche condensada, quesos, verduras y fruta, o artilugios como máquinas de coser. Ese mismo día 1 de septiembre China puso en marcha los aranceles de entre el 5 y el 10% a productos estadounidenses valorados en 75,000 millones de dólares, en respuesta al golpe.