En materia de riesgo de liquidez, de crédito, cambiario y de tasas de interés las entidades financieras del país no presentan evidencia de vulnerabilidades que amenacen la provisión adecuada de servicios financieros en el corto y mediano plazo.
Según una presentación virtual del “Informe de Estabilidad Financiera 2020”, que realizó el gobernador del Banco Central (BCRD), Héctor Valdez Albizu, las pruebas de estrés hechas a las entidades de intermediación financiera reflejan que, bajo el escenario de una contracción económica significativa o una depreciación considerable del tipo de cambio, las entidades de intermediación financiera dominicanas mantendrían niveles apropiados de liquidez, rentabilidad y solvencia, de acuerdo a las regulaciones nacionales y los estándares internacionales de referencia. En el informe se encuentra, además, una descripción ampliada del esquema de políticas macroprudenciales de la Administración Monetaria y Financiera; un resumen de las principales medidas de política monetaria, cambiaria y financiera, con orientación macroprudencial, que se han aplicado para preservar la estabilidad del sistema financiero dominicano, así como las medidas de provisión de liquidez para los sectores productivos, hogares y las mipymes; además, cita las principales medidas adoptadas para fortalecer la regulación del sistema financiero, así como varios recuadros temáticos, entre estos, algunos sobre las nuevas tendencias de tecnología financiera en América Latina. El Informe de Estabilidad Financiera fue elaborado por el Departamento de Regulación y Estabilidad Financiera, con comentarios y sugerencias del Comité de Políticas Macroprudenciales y Estabilidad Financiera, integrado por funcionarios del BCRD y a la SIB.
Conforme se establece en el referido informe, al cierre de 2020, el panorama del sistema financiero dominicano se ha caracterizado por el aumento de los activos y los depósitos en las instituciones financieras depositarias. Como resultado de las políticas monetarias y financieras ejecutadas, así como la adecuada gestión del portafolio de inversiones y la canalización de créditos a los sectores productivos y a los hogares, los activos totales de las instituciones financieras alcanzaron a 60.6 % del PIB.