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En la edición de este lunes de elCaribe, el economista Andrés Dauhajre Hijo ofrece un detallado análisis del impacto de la Ley 108-10, la conocida Ley de Cine en RD, a 14 años de su promulgación. Un articulado que busca atraer inversiones y fomentar la creación de películas en nuestro país -y con ello la generación de empleos directos e indirectos y un rédito cultural-. Sin embargo, 14 años después y a juicio del economista, los resultados no son tan alentadores como se esperaba.
Artículo de la semana publicado en @ElCaribeRD: “Hollywood, we have a problem”. pic.twitter.com/lUOGVw6fVi
— Andy Dauhajre (@AndyDauhajre) October 6, 2024
Lee el análisis de Andrés Dauhajre Hijo
La ley de cine en RD permite deducir el 100% de las inversiones en películas dominicanas del impuesto sobre la renta (ISR), con límites en función del ejercicio fiscal. Además, las donaciones para cine también son deducibles, lo que incentivó un crecimiento significativo en la cantidad de producciones locales.
No obstante, apunta Dauhajre, la falta de regulación estricta ha permitido el abuso de estos beneficios, afectando el verdadero impacto en la industria.
Las cifras financieras de la Ley de Cine en RD
- RD$4,656 millones en incentivos fiscales en 2023.
- RD$107 millones generados por películas dominicanas en taquillas.
- 44 pesos sacrificados por el Estado por cada peso generado.
- US$83.1 millones en incentivos recibidos por la industria dominicana en 2023.
Resultados financieros y sacrificios fiscales
En términos económicos, precisa Dauhajre, los resultados de los incentivos han sido desalentadores. En 2023, por cada peso recaudado en taquilla de películas dominicanas, el estado tuvo que ceder RD$44 en incentivos fiscales. A pesar de los RD$107 millones generados por el cine dominicano, el sacrificio fiscal ascendió a RD$4,656 millones, lo que evidencia un sistema con alto costo.
Comparación con otras industrias cinematográficas
Asimismo, apunta Dauhajre, el apoyo financiero del Estado dominicano a la industria cinematográfica en 2023 fue considerablemente superior al de otros países de la región. Con US$83.1 millones en incentivos, la ayuda fue mayor incluso que la recibida por las industrias de México y Colombia, lo que genera dudas sobre la sostenibilidad de este enfoque en el largo plazo.
Frente a estos resultados, precisa el economista, se sugiere que la República Dominicana adopte un modelo de apoyo más eficiente, basado en fondos destinados a proyectos seleccionados por un consejo de expertos. De esta manera, se priorizarían guiones de alto valor educativo y cultural, alejándose de las producciones puramente comerciales.
