El Indocafé trabaja para dejar atrás el rezago y espera que la inyección de mil millones, vía el Bagrícola, ayude a eso
La caficultura dominicana atraviesa aún por serias dificultades, algo así como estar casi de emergencia, si se hiciera el símil con el estado de una persona enferma, mientras el Gobierno asegura que intenta revertir hacia lo positivo esa situación.
El hecho de que esté así esa actividad agrícola obedece a razones diversas, entre ellas el abandono en que la dejaron por años distintas gestiones gubernamentales, asegura Leónidas Batista Díaz, director ejecutivo del Instituto Dominicano del Café (Indocafé), en una entrevista para elCaribe, en la que intenta abordar el tema sin muchos rodeos.
En República Dominicana hay café en 23 de sus 32 provincias, pero la producción no tiene el vuelo de décadas pasadas, cuando el desarrollo nacional se sustentaba en la llamada “economía de postre”, que tenía como base sólida el cultivo del café, cacao, azúcar y tabaco, que para entonces aportaban el fuerte de los ingresos -vía las exportaciones-. Ese comportamiento se mantuvo con fuerza más o menos así desde los años 60 y comenzó a descender a partir de los 80 del siglo pasado. República Dominicana pasó a ser importador de café para su consumo nacional.
El 20 de noviembre de 2020 el Gobierno de Luis Abinader dispuso RD$1,000 millones por vía del Banco Agrícola para otorgar créditos a tasa de interés cero a los productores de café, de forma tal que recibir ese dinero no represente una carga financiera para los beneficiarios de los préstamos. Se contempla que los técnicos del Indocafe asesoren a los cultivadores en sus presupuestos para manejos de finca. Eso es, control de malezas, poda, control de sombra, fertilización y compra y aplicación de los productos usados para el control de la roya.
En el año 2009 el país produjo (gracias a inversiones anteriores realizadas para cosechar) 960 mil sacos de un quintal cada uno de café de calidad exportable, pero en lo adelante se acentuó la merma de la producción, especialmente por la presencia de la roya y la broca del cafeto.
La roya afecta la parte foliar (hojas) y la broca se encarga de acabar con los granos. Según la experiencia que tiene Leónidas Batista en caficultura, si el control de malezas, de poda y sombra se hace como corresponde y se fertiliza adecuadamente, se puede convivir con la roya. Pero si no se hace, se diezma considerablemente la plantación y de paso su rendimiento y el bolsillo del dueño de la finca.
Actualmente, la cantidad de café recolectado a nivel nacional es de 200 mil sacos, dicen las cifras del Indocafe, mientras que el consumo oscila entre 600 mil y 700 mil quintales. La deficiencia se suple trayendo café de otras naciones. Pero –paradójicamente y por una cuestión de beneficio de precio- el poco café que se genera en República Dominicana se exporta. “La diferencia está en que el café que se importa tiene un precio mucho más reducido que el cosechado aquí. El de aquí obtiene una cotización mejor en el mercado; entonces el comprador-exportador prefiere comprar el nuestro para exportarlo; le genera más ganancia”, explica Batista Díaz. ¿Y cómo es la calidad del que viene; qué hay de los cuestionamientos hechos por ese tema?, le pregunta elCaribe al funcionario.
Su respuesta fue: “La intención no es hacerle trampa al consumidor, pero sí hay que admitir que el café que se trae no responde a las buenas características organolépticas que adornan al café dominicano, entre ellas buen cuerpo y buena aroma y acidez. Y debo decirte que el café nuestro compitió con los 32 mejores del mundo, y ganó medalla de oro”.
“La principal preocupación nuestra es llevar el país a la autosuficiencia en café y pienso que en dos años de esta administración podremos lograrlo. Y entre los tres y cuatro años de esta gestión volveremos a exportar café, como lo hacíamos antes. El país necesita de una balanza de pagos más equilibrada”, agregó el director ejecutivo del Indocafe.
En el territorio nacional hay 388 comunidades que cultivan el grano, pero un alto porcentaje de quienes lo hacen apenas tienen pequeños predios, que van desde las diez hasta las 100 tareas. Quiere decir que hay café casi en todo el país, exceptuando la parte céntrica, que es la capital dominicana. “En la zona Este, que es la que menos se menciona, hay cultivo de café robusta.
Significa todo esto que el país tiene predios cafetaleros en los cuatro puntos cardinales. Pero ha habido serias dificultades en las vías de acceso a las zonas cafetaleras. No se reparó un solo camino y si no hay vías de penetración, simplemente la comunidad se queda cegada en el mapa para los servicios sociales que debe percibir”, advierte el funcionario del Indocafé.
Un proceso que inicia en octubre y cierra en abril
La recolección del café va de octubre hasta finales de abril, dependiendo de la altura a que se haya sembrado. En la zona baja se cosecha de octubre a noviembre y en la más altas de diciembre a abril y algunas hasta mediados de mayo. En los últimos años se han incorporado a la producción personas que tienen más recursos que el pequeño productor tradicional y se está induciendo la siembra de variedades tolerantes a la roya, en este caso los híbridos de timor, que es un híbrido natural de arábica cruzado con robusta y que se parece al café arábica. El catimor es un cruce entre el caturra y el híbrido de timor y es resistente a la roya del café
El director del Indocafé informó que esa institución ha suscrito acuerdos con el Ministerio de Agricultura, el Instituto Agrario Dominicano, la Dirección de Fronteras, con los gobiernos locales, el Clúster de Café de Jarabacoa, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Fundación Sur Futuro, la Asociación de Productores de Cafés Especiales y el Movimiento Cafetalero de Acción Comunitaria. También está realizando un ciclo de visitas a las asociaciones y núcleos de productores del país con el fin de ofrecerles apoyo. El Indocafe tiene 144 profesionales de campo, diseminados en las ocho regionales que posee en todo el país.