Los interlocutores deben aprovechar giro dado en la política comercial de EE.UU. para poner el tema en la mesa

Cualquier discusión que sostenga el gobierno de República Dominicana con el de Estados Unidos, a propósito del agrio tema de los aranceles, debe tener en primer plano el arroz, como un rubro a proteger dentro de la producción nacional, así como los norteamericanos van a proteger siempre algunas industrias y bienes, como es el caso de los alimentos y los chips.

De acuerdo con entendidos en el asunto han conversado con elCaribe, no es solo un asunto agrícola, sino una declaración de soberanía. Se plantea que así como EE. UU. protege industrias claves, República Dominicana debe exigir el reconocimiento del arroz como producto esencial para su población.

Esa exigencia cobra mayor relevancia en medio de las nuevas tensiones comerciales que ha originado la administración estadounidense con distintas naciones, incluyendo a China, Canadá y muchas otras por la imposición de aranceles a productos que llegan a territorio “USA”.

En un proceso de negociación, los interlocutores dominicanos, entre ellos los que viajaron a Washington para sostener una reunión de alto nivel con autoridades estadounidenses y abordar la disposición arancelaria anunciada por la administración de Donald Trump, la cual contempla un incremento global del 10% para el caso local, deberían ser capaces de lograr el reconocimiento, la prioridad, la importancia y la significación del arroz para el pueblo dominicano.

Lo contrario –advierten conocedores de la materia- implicaría una entrega progresiva de un componente vital de la seguridad alimentaria nacional.

Y han agregado que el hecho de que Estados Unidos incluyera un 10% de arancel para las exportaciones dominicanas, cuando entre ambos Estados hay acuerdos comerciales, significa, por ejemplo, que el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta) es como letra muerta a los ojos del mandatario Trump.

Consultado sobre este particular, el economista Jaime Aristy Escuder opina que lo ideal es pedir a Estados Unidos un “cero-cero”, es decir, cero arancel ellos y cero arancel República Dominicana. “Queda claro que a nosotros no nos conviene ningún tipo de represalia contra Estados Unidos, como la de tratar de colocarle un 10 por ciento a las importaciones desde esa nación. No, bajo ningún concepto, porque nos perjudicamos nosotros. Tú te imaginas que nosotros, con ese volumen de importaciones que vienen de Estados Unidos, les pongamos un 10 por ciento de arancel. Eso implicaría un aumento de precios”, advirtió Jaime Aristy.

En vez de eso, lo que procede, según su punto de vista, es sentarse con EE.UU y plantearle lo siguiente: “Ustedes quieren que no haya arancel, entonces vamos a tener un arancel cero, como dice el Acuerdo de Libre Comercio que nosotros firmamos y que pusimos en marcha a partir del 2005. Cero por ciento para ustedes y cero por ciento para nosotros. Ahí lo que va a quedar es el tema del arroz, que, sin duda, debe ser colocado sobre la mesa”. Ha quedado claro que esta nación caribeña es muy pequeña como para exigir cuestiones mayores a EE.UU. y todo indica que cualquier logro tendría que buscarse “por las buenas y nunca forzando”. “Pero no se debe negociar desde la resignación, sino desde la estrategia. Y esa estrategia comienza por blindar al arroz”, dice Juan Martínez, productor arrocero de Las Guáranas, provincia Duarte, una zona productiva de la geografía nacional.

La comisión dominicana que viajó a Washington para ver allí lo referente a la inclusión de República Dominicana entre las naciones que serían castigadas con aranceles (en este caso 10%) en las exportaciones que realicen, la conformaron los ministros de Industria y Comercio, Víctor Bisonó; Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, y de Hacienda, José Manuel Vicente (Jochi). El diálogo bilateral, según informaciones oficiales, se dio con el representante de Comercio de EE.UU. Jamieson Greer, y parte del equipo del Representante de Comercio. A mediados de diciembre de 2024, el Gobierno dominicano emitió un decreto para proteger la producción arrocera frente a las implicaciones y riesgos que acarrea la desgravación arancelaria total que entró en vigencia en 2025.

El decreto 693-24, firmado por el presidente Luis Abinader, dispone una serie de medidas arancelarias para salvaguardar la producción nacional. El artículo 1 establece que los productos de arroz, codificados en las partidas 1006.10.00, 1006.20.00, 1006.30.00 y 1006.40.00, tendrán un arancel de 20 % ad valorem dentro del contingente establecido por la República Dominicana en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Fuera de este contingente, se aplicará un arancel del 99 % ad valorem.

Cuando se habla de ad valorem, eso significa que el impuesto o arancel se calcula como un porcentaje del valor del producto. El artículo 2 del decreto introdujo una cuota preferencial de 23,300 toneladas métricas de arroz originarias de EE.UU, las cuales podrán ingresar al país con arancel del 0%. Sin embargo, fuera de esta cuota, se aplicará el arancel de Nación Más Favorecida (NMF), que alcanza el 99% ad valorem.

En el caso del artículo 3, establece que los productos de arroz originarios de Nicaragua estarán sujetos al mismo tratamiento arancelario de 99% ad valorem bajo el régimen de Nación Más Favorecida. La emisión del decreto ha sido vista por cultivadores de arroz y dirigentes del sector como una forma del Poder Ejecutivo de mostrar voluntad política de proteger la producción local, incluso si legalmente no puede frenar la entrada libre de arroz desde EE.UU, concluido el cronograma de desgravación. Sobre el tema, desde distintos litorales también se ha sugerido que al establecer cuotas y aranceles momentáneos, el decreto puede servir como herramienta de negociación diplomática, para buscar una prórroga, revisión o ajuste dentro del DR-Cafta, aunque esto requeriría aprobación de los demás países firmantes, especialmente de Estados Unidos.

Un buen momento para conseguir nuevos frutos

Algunas de las opiniones emitidas por personas involucradas en la producción arrocera, luego de la emisión del decreto que busca protegerlos de las amenazas de la desgravación arancelaria vía el DR-Cafta, indican que esa disposición del Ejecutivo tiene un valor simbólico y político, y posiblemente busca posicionar el tema en las negociaciones bilaterales. “Es un buen momento para tocar ese tema ahora y revivirlo con las autoridades estadounidenses, el referente al arroz, aprovechando para ello las conversaciones que están fluyendo y las que habrá en lo adelante, por el avispero desatado por Donald Trump al fijar aranceles a mansos y cimarrones”, indican.

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