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En República Dominicana los servicios sanitarios son un factor crucial para el bienestar de la población, y su acceso varía significativamente entre áreas urbanas y rurales.
Según los últimos datos disponibles, que cubren la distribución de hogares por tipo de servicio sanitario, el total de hogares es de 3,726,936, de los que una amplia cantidad cuenta con acceso a inodoro, aunque persisten importantes desigualdades entre regiones y zonas del territorio.
El número total de hogares con acceso a inodoro es de 3,243,732, lo que representa el 87% del total de viviendas, de las cuales 3,093,715 tienen inodoro exclusivo, mientras que 149,988 comparten este servicio.
Un 10% de los hogares, sin embargo, no tiene acceso a servicios sanitarios adecuados, reflejando una carencia significativa en términos de infraestructura básica. Además, hay una pequeña fracción de hogares (cerca de 41 de ellos) sin información sobre su tipo de servicio sanitario.
Diferencias entre zonas urbanas y rurales
El contraste entre zonas urbanas y rurales es notorio. En las áreas urbanas, que representan 2,699,172 hogares, la gran mayoría (2,522,625) tiene acceso a inodoro, con sólo 139,250 viviendas que dependen de servicios compartidos. Mientras, en las zonas rurales, el acceso a servicios sanitarios disminuye. De los 1,027,764 hogares rurales, apenas 721,107 cuentan con inodoro, y un 23% de ellos, es decir, 240,989, utilizan servicios compartidos, un indicador de la falta de infraestructura en estas áreas. Esto evidencia una desigualdad en la distribución de los servicios de saneamiento entre el ámbito rural y urbano. Los datos están contenidos en los resultados del X Censo Nacional de Población y Vivienda, año 2022.
Además, en muchos de estos hogares rurales, las letrinas -hay 380,239 en total- siguen siendo una opción utilizada por aquellos que no tienen acceso a un inodoro adecuado.
A pesar de los avances en la cobertura sanitaria, es frecuente encontrar en zonas periféricas y rurales que las letrinas siguen siendo la única alternativa, lo cual genera serios riesgos para la salud pública debido a la falta de higiene y las malas condiciones en las que operan.
Estos hogares, al no tener un acceso adecuado a servicios sanitarios, se ven obligados a recurrir a soluciones insalubres como las letrinas, lo que incrementa la vulnerabilidad a enfermedades transmitidas por agua y malos hábitos de higiene.
Una mirada a la urbe
La región Ozama, que incluye el Distrito Nacional y a Santo Domingo, es la que presenta los números más altos en cuanto a cobertura de inodoro. De los 1,305,361 hogares en esta región, 1,266,672 tienen acceso a inodoro, lo que representa más del 97% de las viviendas. En los hogares urbanos de la región, la cobertura alcanza el 98%, con 1,115,909 viviendas, de las cuales más de un millón 65,277 tienen acceso exclusivo a inodoro. A pesar de estos números positivos, las áreas rurales de la región Ozama siguen enfrentando desafíos, ya que solo el 89% de los hogares tiene acceso a inodoro.
Cuando se mira el denominado “Gran Santo Domingo”, el Distrito Nacional muestra una cobertura casi total de acceso a inodoro. De los 365,548 hogares en la capital, 360,360 tienen acceso a inodoro exclusivo, y 22,169 utilizan inodoro compartido.
Sin embargo, no todos los sectores dentro Santo Domingo presentan los mismos niveles de acceso. Por ejemplo, en el municipio de Santo Domingo Este, de los 351,360 hogares, 345,492 lo tienen exclusivo, mientras que en zonas más periféricas como el municipio de Santo Domingo Oeste, las cifras son algo menores, con 140,737 hogares que tienen acceso a inodoro exclusivo, y una cantidad relevante de hogares que dependen de servicios compartidos.
¿Cómo es “la cosa” en los municipios?
En los municipios Santo Domingo Este, Oeste y Norte, los hogares con acceso exclusivo a inodoro predominan, pero las diferencias en el tipo de acceso son evidentes. Por ejemplo, en Santo Domingo Este, 328,993 hogares tienen acceso exclusivo a inodoro, mientras que en Santo Domingo Oeste, la cifra baja a 114,765, con una mayor cantidad de hogares dependiendo de servicios compartidos. Estas cifras demuestran una distribución desigual de los servicios dentro de una misma provincia, especialmente en términos de acceso a infraestructura sanitaria de calidad.
En las zonas rurales de municipios como Santo Domingo Este, el acceso a servicios sanitarios continúa es limitado. Por ejemplo, en el sector rural del municipio Santo Domingo Este, de los 52,004 hogares, solo 50,339 cuentan con inodoro, con una considerable cantidad dependiendo de servicios compartidos. Esto refleja una infraestructura insuficiente y la necesidad urgente de mejorar el acceso en áreas más periféricas.
En otros espacios del Gran Santo Domingo se observa un panorama aún más grave. En zonas rurales como Hato Viejo y Pantoja, los hogares con acceso a inodoro exclusivo son minoría, y muchos hogares aún dependen de letrinas. Esta carencia de servicios sanitarios adecuados no solo pone en riesgo la salud pública, sino que también subraya la necesidad de un enfoque integral para mejorar la infraestructura en las zonas rurales. En áreas como Los Alcarrizos, por ejemplo, de los 111,928 hogares, 108,969 tienen acceso a inodoro, pero el número de hogares con acceso compartido sigue siendo preocupante.
Distribución desigual
Aunque los números generales muestran un acceso relativamente alto a servicios sanitarios, especialmente en áreas urbanas, la distribución desigual de estos servicios es un claro indicio de las desigualdades socioeconómicas y geográficas que aún persisten en República Dominicana. Las zonas rurales, en particular, siguen siendo las más afectadas por la falta de acceso a inodoros exclusivos, lo que plantea serias preocupaciones en términos de salud pública y bienestar.
Los números, si bien muestran importantes avances respecto a décadas pasadas, cuando el país no era siquiera de renta media, indican a la vez la necesidad de que las políticas públicas de infraestructura y desarrollo social se orienten a cerrar esta brecha.
Cuando se mejora el acceso a servicios sanitarios en las áreas rurales, se eleva también la calidad de vida de las personas y se reducen los riesgos de enfermedades relacionadas con la falta de higiene.
En la medida que se impulsan programas para mejorar estos servicios en las zonas más necesitadas, la República Dominicana se enfila a avanzar hacia una mayor equidad en la distribución de sus recursos esenciales.