Francisca Medina Rivera es una mujer pedernalense acostumbrada a dar los grandes saltos que se requieren para alcanzar la superación; no se detiene
Francisca Medina Rivera está acostumbrada a trabajar y lo demuestra cada día. Es una mujer emprendedora, y eso está probado. Nació en Pedernales, una pequeña comunidad en el suroeste de República Dominicana. Su vida no siempre estuvo marcada por el éxito, pero su capacidad de adaptarse y aprender ha sido fundamental para su progreso.
Comenzó su vida laboral como conserje en un hotel de la zona. Su salario era modesto, pero desde el principio administraba con cuidado lo poco que ganaba. A través de redes sociales, empezó a vender ropa, calzados y cosméticos de forma virtual. Ha logrado crecer de a poco, contando con aquello que suelen tener los que vienen de abajo: ganas de ser más.
No era un gran negocio al inicio, pero según pudo fue armándose una clientela. “Yo trabajaba como conserje en un hotel y administrando lo poco que ganaba, sacaba dinero para los gastos y vendía ropa para damas, caballeros, calzados y cosméticos de forma virtual”, rememora. Ha sacado espacio para contar un poco sobre su vida y le sobra franqueza. Su disciplina para el ahorro fue clave. Aprovechó la cooperativa a la que pertenecía para acumular poco a poco un capital. “Ahorraba lo que podía, aunque fuese poco. No era fácil, pero sabía que debía tener un colchón para cuando llegara el momento de dar el paso”, dice. Ese paso fue finalmente abrir una tienda física.
Sin embargo, su vida personal atravesaba por un periodo caótico. Medina admite que su situación emocional y familiar era complicada en aquel entonces, lo que afectaba su capacidad para gestionar su negocio. “Mi economía era un total desastre”, comenta. Fue en este contexto cuando Francisca encontró una oportunidad inesperada en el proyecto Mujeres SuperEmprendedoras. “Llegó el momento preciso”, le cuenta al periódico elCaribe.
Mujeres SuperEmprendedoras es un programa dirigido a mujeres de escasos recursos, ofreciendo formación en temas clave como liderazgo, gestión empresarial y educación financiera.
Ella accedió al programa a través de un grupo de WhatsApp, vinculado a Canasta Digital Social, un proyecto que entrega teléfonos con acceso a internet a mujeres jefas de hogar, lo que les permite conectarse al mundo digital.
La capacitación fue un antes y un después en la vida de Francisca. “Los conocimientos no pesan y valen más que el dinero”, afirma. Y lo dice con seguridad. De los talleres a los que asistió, uno que tuvo un impacto en su vida fue el titulado “Conociéndome”. Durante ese taller, Francisca adquirió herramientas que le permitieron reconocer y modificar actitudes negativas que la estaban frenando.
Los talleres
Otra parte fundamental de su formación fue el módulo de Educación Financiera. “Gracias a esos talleres aprendí a ahorrar y me atreví a dar el primer gran paso”, cuenta. Medina no perdió el tiempo: con sus nuevos conocimientos, instaló una mesa frente a su casa y comenzó a vender físicamente los productos que antes ofrecía sólo de forma virtual. Con el tiempo, ese humilde puesto evolucionó hasta convertirse en lo que hoy es su tienda de ropa y variedades, un local independiente que le ha permitido mejorar significativamente su economía.
El crecimiento de su negocio ha sido constante, y no ha pasado desapercibido. Este 2024, su esfuerzo fue reconocido con el galardón Mujer Supérate, un premio otorgado por el programa Supérate a mujeres que han destacado por su dedicación y contribución a sus comunidades.
La ceremonia de premiación contó con la presencia del presidente Luis Abinader y de Gloria Reyes, directora del programa. Para Francisca, este premio no es solo un reconocimiento personal, sino un símbolo de esfuerzo. “SuperEmprendedoras cambió mi vida, aprendí a quererme a mí misma y a organizarme financieramente, entre otras cosas, porque querer es poder”, dice, con una satisfacción que no disimula.
Perspectivas
¿Y qué mirada tienes hacia el futuro? Se le pregunta. Parte de su respuesta es esta: “Bueno, en me visualizo expandiendo mi tienda a una plaza comercial, lo que me permitiría alcanzar nuevos mercados y ofrecer una mayor variedad de productos”. No obstante, su enfoque no está únicamente en el crecimiento económico. También quiere seguir ayudando a otras mujeres de su comunidad a superar las barreras que ella misma enfrentó. “Exhorto a las mujeres a estar atentas en sus comunidades para que puedan aprovechar las capacitaciones y no quedarse rezagadas en sus casas”, afirma.
El caso de Francisca Medina Rivera es el reflejo de una realidad dominicana que no es secreto: El creciente papel de las mujeres en el emprendimiento. Según datos obtenidos por elCaribe, vía el Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme), a mayo de 2024 la cartera de préstamos otorgada a mujeres ascendía a RD$3,997.1 millones, lo que representa un 45.6% del total. En contraste, la cartera en manos de hombres era de RD$4,239.5 millones, equivalente al 48.4%. Aunque la diferencia aún existe, la brecha se está cerrando, y mujeres como Francisca están contribuyendo a ese cambio.