La idea de emprender le llegó en un momento de crisis, una que luego supo aprovechar para abrir un negocio

Sixto Agapito es un emprendedor probado que ha logrado construir una sólida microempresa en el ámbito agrícola.

Ha sabido demostrar con su esfuerzo y su dedicación que el trabajo arduo y el interés en lo que se hace pueden ayudar a convertir una idea en un negocio concreto y conseguir resultados a través de este. Originario de Bonao, en la provincia de Monseñor Nouel, Sixto ha sabido cómo aprovechar las oportunidades en un entorno competitivo, al combinar su conocimiento agrícola con un enfoque innovador que lo ha llevado a consolidarse como un referente en la región.

Su negocio, el Vivero Sixto Agapito, se encuentra ubicado en un punto estratégico a lo largo de la autopista Duarte, una de las rutas más transitadas del país. Este vivero no solo cultiva plantas ornamentales, sino que también se ha expandido al cultivo de cilantro, una decisión que le ha permitido diversificar su oferta y captar un nuevo nicho de mercado.

La idea de emprender surgió en un momento de crisis personal, tras un accidente laboral que lo obligó a replantearse su futuro. “Tenía que cambiar mi rumbo y hacer algo que me apasionara”, le dice Sixto al periódico elCaribe, en una conversación que conforme avanza se torna más interesante. El cultivo de plantas es una nueva forma de vida para este emprendedor que vive en constante movimiento. El vivero comenzó modestamente, pero con el tiempo, se convirtió en un centro de producción y venta que no solo atiende a los viajeros que pasan por la autopista, sino también a una variedad de clientes que buscan plantas especiales para embellecer sus hogares, oficinas y otros espacios.

“Mis clientes son personas que buscan adornar sus hogares, organizadores de eventos, iglesias, supermercados, hoteles y empresas que requieren plantas especiales”, explica Sixto. En sus 1.5 hectáreas de terreno (16 tareas y media), destina una sexta parte a la exhibición y el resto a la producción, una organización que le ha permitido maximizar su capacidad y responder de manera eficiente a la demanda.

El Vivero Sixto Agapito se ha destacado por su compromiso con la calidad y con el servicio al cliente, lo que le ha permitido mantenerse competitivo en un sector tan exigente. “Me gusta lo que hago”, indica.

Y agrega que cada planta es una extensión de su esfuerzo y amor por el cultivo. Este hombre, que no teme ni escatima esfuerzos para levantarse temprano a trabajar, considera que la clave de su éxito radica en la dedicación y en ofrecer productos que realmente sean valorados por quienes los adquieren. Además, Sixto ha implementado prácticas sostenibles en su vivero, como el uso de aserrín y desperdicios de plantas como abono, así como la reutilización del agua en sus procesos de cultivo, una señal clara de su compromiso con el medio ambiente.

“Cada pequeña acción cuenta. Quiero contribuir a un entorno más saludable”, señala Sixto. Le gusta hablar del tema, y se le nota.

Su visión empresarial no se limita solo al vivero. Sixto ha logrado ampliar sus horizontes con el cultivo de cilantro, que vende a compradores mayoristas que lo distribuyen en mercados y colmados. Esta decisión de diversificar su producción le ha permitido no solo aumentar sus ingresos, sino también reinvertir en su negocio para seguir desarrollando nuevas opciones y fortalecer su presencia en el mercado. A pesar de la competencia en el sector agrícola, Sixto ha logrado posicionarse en su comunidad, generando un vínculo de confianza con sus clientes y contribuyendo al desarrollo local.

Un respaldo muy puntual

El apoyo recibido por parte de instituciones como la Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD) ha sido clave para el crecimiento de su negocio. A través de financiamiento y capacitación, Sixto ha podido acceder a los recursos necesarios para expandir su proyecto. La FDD, que desde su creación en 1966 ha impulsado iniciativas de desarrollo social y económico en el país, ha sido un motor importante para muchos emprendedores como Sixto. Con su programa de microfinanciamiento, la fundación ha proporcionado apoyo a más de 16,000 dominicanos activos en diversas provincias, ayudando a los emprendedores a consolidar sus negocios y a mejorar sus condiciones de vida.

Desde el inicio de su negocio, Sixto ha sabido adaptarse a los cambios y enfrentar desafíos. Es un hombre que no se amilana con facilidad. Sus años de sacrificio lo avalan. Su vivero no solo es un negocio exitoso, sino también un espacio de interacción con la comunidad, donde se genera un sentido de pertenencia que ha sido fundamental en su crecimiento.

“El vivero ha permitido una mayor interacción con la gente, generando un sentido de pertenencia que es invaluable para mí”, comenta.

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