Originaria de Mao, provincia Valverde, esta emprendedora mujer ha sabido superar obstáculos para alcanzar la meta
Cuando de emprendimiento se habla, María Peralta Guerrero de Acosta es una buena referencia. Originaria de Mao, provincia Valverde, esta artesana ha dedicado su vida a transformar materiales simples -como la fibra de banano- en obras de arte. Desde niña, María mostró una habilidad innata para la creatividad. “Siempre me ha gustado darle forma a cualquier cosita”, comenta con una sonrisa.
Antes de recibir formación empresarial – a través de Mujeres SuperEmprendedoras- María vendía sus productos a por vía de una asociación de artesanos locales. Fue esta misma entidad la que le abrió las puertas a un programa que cambiaría su vida para siempre.
Gracias a la iniciativa estatal, que sirve de sombrilla a mujeres como ella, que tienen una idea y necesitan ponerla a caminar, convertida en un proyecto real, María descubrió no solo técnicas avanzadas para mejorar su negocio, sino también aspectos profundos de su propia personalidad. “Creía que me conocía, pero no. No me conocía, tenía muy baja autoestima y no estaba consciente de eso; me creía menos que otras. Identificar eso en mí me llegó profundo, porque pude aprender a valorarme como persona; soy una hija de Dios y merezco un espacio en cualquier lugar, y no me sentía así. Aprendí que tengo valorarme”, confiesa.
María relata que su avance ha sido tal que ahora se atreve a dar charlas a padres, invitada por escuelas de la zona. Además, con las capacitaciones aprendió a manejar el dinero, a crear presupuestos y a diversificar sus productos. Este conocimiento le permitió organizarse mejor económicamente, invertir sabiamente y ver los beneficios reflejados en su negocio.
“Después de participar en los talleres, ofrecidos por el programa Supérate, mi negocio avanzó mucho porque vinieron las nuevas creaciones, ya que mi vida estaba más relajada”, rememora. María tiene muy claro que para fluir como creativa es necesario sentirse tranquila y relajada. “Entonces a través de ese taller yo pude tener nuevas creaciones en mi negocio y vender más”, explica.
La dama también aprendió a trabajar con fibra de banano, un material que inicialmente no le parecía atractivo. Sin embargo, al ver las posibilidades que ofrecía, quedó fascinada y comenzó a incorporarlo en sus creaciones. “Comencé con el taller de la fibra, y ya todo lo que usted ve aquí es elaborado de la creación que Dios puso en mí”, comenta. Hace dos semanas, María fue una de las 21 mujeres galardonadas con el Premio Mujer Supérate 2024, reconociendo su destacada labor en la micro, pequeña y mediana empresa. En ese mismo evento, 591 mujeres se graduaron del programa, tras recibir formación en técnicas empresariales para convertir sus ideas en negocios exitosos.
El acto de premiación fue presidido por el presidente Luis Abinader,y Gloria Reyes, directora de Supérate. El mandatario destacó la creación del programa en junio de 2021 como una estrategia clave para combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida en el país. Subrayó el papel transformador del programa en las políticas de protección social, alentando a las mujeres emprendedoras a seguir adelante con sus visiones para lograr un desarrollo sostenible y más inclusivo.
“El apoyo y los recursos que ofrece el programa son invaluables. No solo nos brindan herramientas para gestionar nuestros negocios, sino que también nos inspiran a seguir adelante, incluso cuando enfrentamos desafíos”, reflexiona María en una interesante conversación a media mañana. La evolución de su proyecto ha dejado al descubierto lo que puede lograr el empoderamiento femenino.
Movimiento en América Latina
El emprendimiento femenino en América Latina ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Las mujeres han demostrado una notable capacidad para identificar oportunidades de negocio, innovar y liderar proyectos que generan impacto económico y social. En países como Brasil, México y Colombia, las emprendedoras están rompiendo barreras y desafiando estereotipos de género, creando empresas en sectores tan diversos como la tecnología, la agricultura y los servicios. Sin embargo, a pesar de estos avances, las emprendedoras aún enfrentan desafíos significativos, como el acceso limitado a financiamiento, la falta de redes de apoyo y las desigualdades de género persistentes en el ámbito laboral.
En República Dominicana, el emprendimiento femenino ha mostrado un notable dinamismo. Las mujeres han sido protagonistas en la creación de pyme que impulsan la economía local y generan empleo. Organizaciones y programas gubernamentales han surgido para apoyar a las emprendedoras, brindándoles capacitación y herramientas necesarias para desarrollar sus negocios con éxito.