El crecimiento de la economía en un 7.3% en junio pasado explica el cambio de dirección hacia una posición menos flexible adoptado por el Banco Central en su reunión de política monetaria del pasado mes de julio, realizada incluso con una semana de anticipación.
El consistente crecimiento por encima del potencial de la economía generó un “calentamiento” que estaba amenazando las proyecciones de inflación contempladas en el Programa Monetario del Banco Central. La inflación acumulada durante el primer semestre del año, de 1.43%, estaba dentro de los parámetros previstos, pero la anualizada, medida desde junio del 2017 a junio del 2018, consolidaba un nivel de 4.63%, muy apretado con el rango meta que en la parte superior se estimó en 4.0%.
Ese comportamiento interanual de los precios internos, que reflejan un nivel de “calentamiento” de la actividad económica, coincide con el período de aplicación de las medidas de flexibilización monetaria dispuestas por el Banco Central a partir de la segunda mitad del 2017, las cuales fueron establecidas para sacar a la economía del letargo en que había caído en el primer semestre de ese año.
Fruto de las medidas de estímulo aplicadas, que incluyeron la rebaja de la tasa de política monetaria para inducir una tendencia bajista en el mercado bancario y la liberalización de más de RD$20,000 millones del encaje legal para ser prestados en condiciones preferenciales a todas las áreas de la economía, incluyendo el consumo, el producto interno bruto (PIB) inició un proceso de crecimiento mensual alto, en algunos casos sobre el 6%. Las condiciones de estímulo al crecimiento mediante la expansión del crédito bancario se trasladaron al corriente año 2018, que ya para el primer semestre acumuló un nivel de 6.7% de expansión del PIB, superando la franja del crecimiento potencial planteada en el programa monetario del Banco Central y las proyecciones de los principales organismos internacionales, que estimaron que la economía crecería en el 2018 completo alrededor de 5.0%.
El crecimiento registrado en el primer semestre, sustentado principalmente por actividades claves como la construcción, zonas francas, salud, comercio y manufactura local, comenzó a “calentar” la economía, obligando a las autoridades del Banco Central a previsoramente iniciar el desmonte “ordenado y programado”, desde el presente mes de agosto, de los estímulos monetarios aplicados desde hace un año. Según explicó el Banco Central en el documento que emitió para dar a conocer las cifras preliminares del comportamiento del PIB del primer semestre, el inicio del retiro del estímulo busca también “contribuir a que las expectativas de los agentes económicos se mantengan ancladas en torno a la meta de inflación”. Recordó que el aumento de 5.25 a 5.50% anual de la tasa de política monetaria se tomó en un entorno en que la economía se encontraba creciendo por encima del potencial “y en el que las presiones inflacionarias aumentaban gradualmente, producto del incremento de los precios del petróleo y de las tasas de interés en los mercados internacionales, lo cual podría comprometer el cumplimiento de la meta de inflación en el horizonte de política”.
Las autoridades monetarias también previeron que el crédito privado en moneda nacional “continuaría expandiéndose por encima del crecimiento del PIB nominal”, que es el que arrojan las tasas de crecimientos de la economía y de la inflación.
Costo del dinero a nivel local ameritaba un ajuste
Las autoridades monetarias sopesaron para cambiar la postura de la política monetaria el proceso de normalización de las tasas de interés de la Reserva Federal de EE.UU, cuyo diferencial con relación a la de República Dominicana ha bajado, por lo que el costo del dinero en el mercado local ameritaba “un ajuste en igual dirección”, para que mantenga equilibrada la composición de los portafolios de inversión en moneda local y extranjera.