En los últimos ocho años República Dominicana logró incorporar 218 mil tareas de aguacate a la cantidad existente, elevó el número de productores y las variedades plantadas en los suelos agrícolas.
En el año 2011 se estimaba que la cantidad de terreno rondaba las 352,000 tareas, mientras que el corte numérico más reciente indica que en la geografía nacional, entre todas las variedades de aguacate tienen ocupadas 570,000, en manos de entre 13,000 y 13,500 productores. Las exportaciones de la fruta, ocho años atrás, sumaron US$11.4 millones; el corte realizado al primer cuatrimestre de 2018 situó el monto en US$30 millones. Cuando se ofreció esa cifra, se echó una mirada a años anteriores, concluyendo que el incremento había sido (en 2018 frente a esos años pasados) superior al 150 por ciento.
Si bien el aguacate ha ido por un trayecto ascendente, la época actual es de oferta baja (si se mira del lado de la exportación), porque las variedades de estos momentos son más para consumo local. El presidente del Clúster de Aguacate, José Rosa, explica que a partir del mes de julio entra una variedad que no se comercializa a nivel del mercado de Estados Unidos, porque para estos tiempos esa nación tiene producción del rubro y prefiere proteger lo suyo, antes que comprar fuera. “Los aguacates dominicanos normalmente de estos meses hay que venderlos a nivel local y los precios a nivel local no tienen el atractivo que tiene el mercado de exportación”, indica.
Esos aguacates a los que se refiere son, por ejemplo, Pollock, Popenoe, doctor Dupuis y unas variedades que se han popularizado en la zona del Cibao, como el llamado Pelón. Esas son las variedades que hay en estos momentos, pero no tienen gran aceptación en el mercado de exportación. En general, el principal mercado para República Dominicana en lo concerniente al rubro en cuestión, es Estados Unidos y hay otros como Reino Unido, Canadá, España, Francia y Alemania.
En los terrenos dedicados a la actividad la principal variedad en cultivo es el Semil 34. Le sigue el Carla, que es una variedad presente –mayoritariamente- en el Sur (en la zona de San José de Ocoa y Padre Las Casas), y en tercer lugar está el Hass, que es una variedad de parte alta, de clima fresco. En cuarto puesto está el aguacateBeneke, que se ha ido popularizando en los últimos años y ha ido creciendo. Ya hay de él volúmenes importantes, tanto para el mercado local, como para el exsterno.
San Cristóbal es la provincia puntera en producción de aguacate, junto con la parte de Valdesia, que pertenece a Peravia, pero que tiene mucha afinidad con San Cristóbal. “Incluso, hacemos algunos trabajos de forma conjunta. Entre Cambita (San Cristóbal) y Valdesia está concentrado entre el 30 y el 35 por ciento de la producción nacional de aguacate, especialmente de la variedad Semil 34”, asegura el presidente del Clúster.
Cuando se le pregunta si se está trabajando para aprovechar del producto algunas otras partes que normalmente la gente desecha, su respuesta es que se tiene interés en la pulpa, que muchas veces no se aprovecha para consumo fresco. Ese aprovechamiento sería en forma de aceite o bien a través del ultracongelamiento. El Clúster de Aguacate está gestionando esos proyectos de producción de aceites, por un lado, y por el otro congelar a través del ultracongelamiento y así poder llegar a mercados y consumidores distintos de los que llega. “Cuando se ultracongela, ese producto puede durar hasta ocho meses. Claro, eso tiene la limitante de que debe mantenerse la cadena de frío, porque si no se mantiene, ahí mismo se desnaturaliza. Se puede sacar cuando del frío cuando ya se va a consumir, al final”, dice el dirigente Rosa.
Desde su punto de vista, de la semilla se pueden sacar diferentes subproductos. “Se puede hacer pintura, algunos productos de cosméticos y otros, que en nuestro país todavía no se están logrando aprovechar”, plantea.
El aguacate puede convivir con otros cultivos, principalmente en los primeros cuatro años. Luego del quinto año es recomendable que esté solo. No es bueno que esté asociado, porque es un cultivo que requiere de mucho sol. El costo de producción del aguacate dependerá mucho de la tecnología que se use. Entre julio y noviembre del pasado año el precio promedio por unidad de aguacate osciló entre RD$25 y RD$30 y para la época de marzo a junio ha llegado a elevarse entre los RD$70 y RD$80 la unidad. De julio a noviembre se cosecha aproximadamente el 70% de la producción nacional de aguacate y de marzo a junio la oferta baja a un cuatro por ciento, según datos del Clúster.
Una mirada que va desde Altamira hasta la Florida
Las primeras plantaciones comerciales de aguacate fueron establecidas en Altamira, Guananico y Moca. Se utilizaron plantas de la variedad Cultivares Criollos. Posteriormente, se introdujeron plantas injertas de variedades seleccionadas de La Florida y Puerto Rico, y plantadas mayoritariamente en comunidades de la región Sur del país, según establece una guía técnica sobre el cultivo de aguacate, elaborada por el Consejo Nacional de Competitividad (CNC), el Clúster del Aguacate y la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD). En producción normal, el costo por tarea de aguacate se ubica entre los 14 mil y 15 mil pesos. Si hay alta tecnología ese costo puede subir hasta a 30 mil pesos. La distancia o marco de plantación, entre una mata y otra de aguacate es de siete metros entre hileras, por siete metros entre plantas. Sin embargo, eso puede ser más o puede ser menos, en función del lugar donde esté la siembra, de la variedad y de la tecnología que se use. En promedio, el aguacate comienza a parir desdes los tres años, pero hay algunas plantaciones en los que aparecen frutos a los dos años. La primera producción aporta quizás el 10% y en un cuarto año el aporte o rendimiento se sitúa en un 40%. Si hay buen manejo técnico, una planta puede durar y rentar hasta 35 años.