Washington. La economía de Estados Unidos mantiene su robustez en el primer trimestre de 2019, pese a una leve revisión a la baja de la estimación de crecimiento al 3.1%.
Esto, según el segundo cálculo provisional del Producto Interno Bruto (PIB) en ese periodo, anunciado ayer por el Departamento de Comercio. La nueva cifra de la actividad económica entre enero y marzo es levemente inferior al 3.2% calculado previamente, pero está por encima del 3 % estimado por los analistas.
El gasto de los gobiernos estatales y locales, el comercio y la inversión en inventarios fueron los principales motores de la aceleración económica en los primeros meses de este año, explicó la Oficina de Análisis Económico (BEA, en inglés), la agencia del Departamento de Comercio encargada de los datos del PIB.
El gasto de los consumidores, que representa dos tercios de la actividad económica del país, creció a un ritmo anual del 1.3 %, el menor aumento del último año. Los datos confirman la bonanza de la primera economía mundial, después de registrar en 2018 un crecimiento del 2.9%, el mayor ritmo desde 2015.
“La historia del primer trimestre sigue siendo la misma: el crecimiento del PIB fue impulsado por inventarios y exportaciones netas, mientras que el gasto de los consumidores y la inversión en capital creció a un ritmo tibio”, apuntó Scott Brown, economista jefe del banco de inversiones Raymond James. De momento, Estados Unidos parece haber aguantado bien la guerra comercial con China desencadenada por el agresivo proteccionismo del presidente Donald Trump.
No obstante, el Gobierno de EE.UU. anunció recientemente un paquete de asistencia de 16,000 millones de dólares para el sector agrícola y ganadero, uno de los más afectados por la guerra arancelaria. Pero por el momento, no parece que vaya a haber una tregua comercial entre Washington y Pekín. Hace unas semanas las tensiones se recrudecieron cuando Trump decidió aumentar los aranceles del 10 al 25 % a un conjunto de importaciones chinas valoradas en más de 200,000 millones de dólares, medida que fue replicada por Pekín con acciones similares contra las exportaciones estadounidenses al mercado asiático por valor de 60,000 millones de dólares.
En 2018, Estados Unidos exportó bienes por valor de 120,000 millones de dólares a China, mientras que las importaciones del gigante asiático ascendieron a 540,000 millones de dólaresn El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido sobre las repercusiones mundiales que pudieran tener estas disputas de las dos mayores economías del planeta. “La última escalada podría dañar significativamente la confianza de las empresas y los mercados financieros y alterar las cadenas de suministro”, dijo.