Con un valor que puede oscilar entre 15 y 30 dólares y cigarros ultrapremium de hasta 600 dólares por unidad, la industria es un motor económico que generó más de 1,300 millones de dólares en exportaciones el pasado año
La industria tabacalera de República Dominicana sigue marcando hitos. En 2024, el país superó los 1,300 millones de dólares en exportaciones de tabaco y cigarros premium, para consolidarse como el principal exportador mundial en esta categoría, según datos oficiales del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes.
Del reportaje especial “Tabaco RD: el producto dominicano que conquistó al mundo”, una producción de CDN Canal 37 y que ahora está disponible en su canal de YouTube, se desprende que actualmente 298 empresas forman parte del sector exportador, que envía productos a más de 130 países, y genera más de 100,000 empleos directos e indirectos.
“En el año 2020 exportábamos 900 millones de dólares. El año pasado cerramos en 1,334 millones. Es un crecimiento importante que refleja el esfuerzo conjunto del sector público y privado”, destacó Ito Bisonó, ministro de Industria y Comercio.
Además, el tabaco representa alrededor del 10 % de las exportaciones totales de la República Dominicana, según confirmó Biviana Riveiro, directora de ProDominicana.
Tradición que se transforma
El cultivo del tabaco en el país tiene raíces ancestrales. Como relató el historiador Frank Moya Pons, Cristóbal Colón describió en su diario cómo los indígenas de Cuba y luego los de Santo Domingo inhalaban tabaco mezclado con plantas alucinógenas, en rituales que los colonizadores calificaron de “cosa del demonio”.
A lo largo de los siglos, el tabaco dominicano evolucionó de un cultivo familiar a un motor económico clave. Durante la Revolución de 1857, los cibaeños defendieron su producción frente al intento del Gobierno de controlar el comercio del tabaco, en un episodio que Moya Pons denomina “la revolución tabacalera del Cibao”.
“El tabaco era un cultivo democrático, mientras la caña de azúcar estaba ligada a la oligarquía”, explica el historiador.
El corazón productivo: Santiago
Santiago de los Caballeros, en el Cibao, se consolidó como el núcleo histórico y actual del tabaco. “Santiago se hizo capital del tabaco gracias a la calidad del suelo y la cultura de hombres libres, minifundistas, comprometidos con su independencia”, destacó Hendrik Kelner, presidente ad vitam de ProCigar.
Hoy, una tercera parte de la producción nacional de tabaco se concentra en la provincia de Santiago, donde también se ubican algunas de las marcas más reconocidas del mundo, como La Aurora y Arturo Fuente.
El impulso de la migración cubana
La revolución cubana de 1959 provocó un éxodo de productores tabacaleros hacia República Dominicana, que trajeron consigo técnicas modernas de cultivo y procesamiento.
“La revolución cubana fue una gran ayuda para el desarrollo de nuestra industria tabacalera”, afirmó Frank Moya Pons en el reportaje de CDN. “Los cubanos trajeron nuevas formas de mercadear tabaco internacionalmente, además de mejorar la calidad del cultivo”.
Factores de éxito y preocupaciones
El auge del tabaco dominicano no es casual. Empresarios y autoridades coinciden en que la apuesta constante por la calidad, desde la selección de la semilla hasta el producto terminado, ha sido fundamental para posicionar al país como líder mundial. A esto se suma la construcción de sólidas alianzas estratégicas entre productores y el Estado, así como la creación de espacios de diálogo permanente. Como lo expresó Biviana Riveiro: “El trabajo en conjunto ha sido esencial para el éxito de las exportaciones”.
Sin embargo, junto a estos logros, persisten desafíos que podrían impactar el futuro de la industria. Uno de los más relevantes es la falta de relevo generacional en el campo. “Hoy es más difícil conseguir jóvenes que quieran trabajar en el campo del tabaco”, advirtió Ciro Cascella, presidente de Arturo Fuente. “Esto es empírico, artesanal. Hay que fomentarlo, porque no podemos permitir que se pierda”.
En esa misma línea, Hendrik Kelner subrayó la importancia de respaldar al campesino, recordando que “hoy día, una caja de cigarros puede costar más que la casa del que cosecha la hoja”.
Además, Guillermo León Herbert, presidente de La Aurora, advirtió que la alta demanda internacional ha puesto presión sobre la capacidad de producción y la sostenibilidad: “Nuestro reto diario es mantener la calidad en cada mercado y seguir creciendo sin sacrificar la esencia de lo que somos. Debemos conocer a cada consumidor, innovar en los procesos y mantener vivas nuestras alianzas estratégicas para sostener la reputación que hemos construido generación tras generación”.
Impacto de los nuevos aranceles de Trump
El sector también enfrenta la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, su principal mercado de exportación.
“Hay que verlo en frío y en contexto global”, recomendó Iván Hernández Guzmán, director de Intabaco. “Nuestro mayor competidor sufrirá un 36 % de aranceles. Nosotros hemos sido los menos afectados”.
Ciro Cascella se mostró confiado en que las negociaciones prosperarán: “Si se aplican a todos, hay que marchar conforme a las disposiciones. Pero la esencia de nuestro cigarro premium, esa no cambia”.
Un motor de empleo nacional
Más allá del prestigio internacional, el tabaco es también un importante motor de empleo en República Dominicana. Según datos ofrecidos por Iván Hernández Guzmán, el sector genera más de 40,000 empleos directos y supera los 100,000 empleos si se suman los trabajos indirectos vinculados al curado, la fabricación y la exportación.
El cultivo de tabaco está presente en 15 provincias del país, incluyendo Santiago, La Vega, Espaillat, Montecristi y San Juan de la Maguana, donde se han instalado nuevas zonas francas especializadas.
“En lugares como Tamboril, donde existen 75 fábricas de tabaco artesanal, el desempleo es prácticamente nulo”, indicó Hernández Guzmán. “El tabaco no solo sostiene economías locales, sino que también ofrece oportunidades de crecimiento para jóvenes y mujeres que se integran cada vez más al proceso productivo”.