La guerra entre Israel y Hamas, declarada formalmente este fin de semana y que cobró más de 1.000 vidas en ambos lados en sus primeros días, no ha tenido ningún efecto inmediato en el suministro mundial de petróleo hasta el momento. Pero los precios comenzaron a subir.
Israel y Palestina no son grandes productores de petróleo. La nación hebrea “prácticamente no tiene producción de petróleo crudo ni de condensado”, según la Agencia de Información Energética de Estados Unidos (EIA) , que fija la capacidad de producción anual de petróleo del país en solo 300.000 barriles por día (en contraste, Estados Unidos tiene una capacidad de 18,1 millones). Los territorios palestinos tampoco producen casi nada de petróleo.
Sin embargo, el conflicto entre los vecinos polémicos está destinado a intensificarse. Esto, a medida que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, promete una “poderosa venganza” y toma represalias con ataques aéreos contra Gaza.
A medida que aumentan las tensiones, también lo hacen las tensiones sobre las perspectivas para toda la región de Medio Oriente, que aporta un tercio del suministro mundial de petróleo. Esto se debe especialmente a que, según se informa, los militantes palestinos cuentan con el respaldo de Irán, que es el séptimo mayor productor de petróleo del mundo.
Aunque Teherán negó su participación directa, los líderes iraníes respaldaron el ataque de Hamás a Israel como un acto de “autodefensa”.
Atentos al movimiento del petróleo mundial
El ataque sorpresa de Hamás el sábado coincidió con el 50 aniversario de la Guerra de Yom Kippur de 1973. Esta “coincidencia” aviva temores de que una historia se repita.
En 1973, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) impuso un embargo de petróleo contra los aliados de Israel. Pero Egipto y Siria encabezaron entonces el ataque contra Israel. Ahora, sin la participación de las naciones árabes esta vez, es poco probable que se produzca otro embargo petrolero árabe.
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Aun así, los precios del petróleo tendrán dificultades para mantenerse estables ante una crisis prolongada.
Aquí hay tres posibles problemas de suministro a tener en cuenta:
- Irán podría paralizar la producción petrolera saudita, como aparentemente lo hizo con los ataques con aviones no tripulados a través de representantes yemeníes en 2019.
- Washington podría reforzar su vigilancia del comercio de petróleo sancionado y luchar con más fuerza contra el contrabando de petróleo iraní, lo que podría obligar a Irán a recortar la producción.
- Si las sanciones se aplican de manera más estricta, Irán podría revivir una vieja amenaza de 2011: bloquear el Estrecho de Ormuz, una ruta marítima estrecha pero importante por la que pasa casi un tercio del petróleo transportado por agua del mundo, según Bloomberg.