Punta Cana.- Los pronósticos que mantiene la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apuntan a que comprar alimentos seguirá siendo costoso.
Seguirán altos porque el precio de los fertilizantes, la energía y el conflicto entre Rusia y Ucrania influyen de manera importante y no pueden verse como temas aislados, advierte el representante del organismo internacional en República Dominicana, Rodrigo Castañeda.
El funcionario no ofrece el dato con el fin de promover pesimismo. Lo hace partiendo del contexto que vive el mundo, caracterizado por dificultades impuestas inicialmente por el cambio climático (hace años), luego con la crisis del covid-19 y más recientemente por el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Castañeda conoce del tema. Ha estado ligado a la FAO por años. Y partiendo de esa experiencia que posee, advierte que los alimentos se están produciendo en un contexto de incertidumbre, donde no se sabe qué sucederá con los distintos stocks y distintos factores que están influyendo en la producción alimentaria.
Le recomendamos leer
En el caso dominicano, los números dan una idea clara de lo que ha venido ocurriendo.
La inflación interanual cortada al mes de agosto fue un punto porcentual mayor en las familias más pobres que en las de mayor poder adquisitivo, no obstante, el aumento del valor absoluto de estas últimas casi duplicó al costo de la canasta familiar básica.
Mientras el incremento relativo entre agosto del 2021 y agosto del 2022 del costo de la canasta fue de 9.41 % para las familias más pobres, que son las situadas en el primer quintil o grupo; las del quinto quintil recibieron un alza del 8.27 %.
Mirada más amplia
Para contextualizar un poco más, en el caso dominicano, en n términos absolutos, el costo de la canasta para las familias más pobres aumentó en el período comparado en RD$2,161.96, mientras que para las de mayor poder de compra el alza acumulada fue de RD$5,232.01.
El mayor aumento relativo en el precio de la canasta de las familias de menor ingreso está asociado con el comportamiento inflacionario de los alimentos, que representa el mayor destino de los ingresos de las familias más pobres, que destinan una mayor proporción de sus dineros a la compra de bienes alimenticios.
De acuerdo con un informe presentado esta semana por el Banco Central de la República Dominicana (BCRD), sobre el Índice de Precios al Consumidor durante el octavo mes del año y el consolidado de los primeros ocho meses del 2022, la inflación en el grupo Alimentos y Bebidas no Alcohólicas comenzó a ceder.
Fue de -0.28 % en agosto, comportamiento impactado por las reducciones de precios en renglones como pollo fresco, aguacate, ajo, ajíes y naranjas.
El grupo alimentos era el que lideraba el proceso inflacionario, acompañado del grupo Transporte. Mientras tanto, el costo de la canasta básica para las familias del primer quintil aumentó en los primeros ocho meses del año en curso en RD$1,432.80.
Eso equivale a un 6.04 %, y se colocó en RD$25,122.84 al finalizar agosto pasado. La del segundo quintil aumentó RD$1,893.10, igual a 6.12 por ciento, y se situó en RD$32,806.16. Había iniciado el año con un costo de RD$30,913.06 según las cifras del BCRD.
Productores juntos
El tema es abordado ampliamente en el XXIII Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario que organizó la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD). Pero también se aborda aquí la importancia del uso de la tecnología en la producción agropecuaria.
El acceso a los alimentos será un costo alto para todo el 2023, ha calculado el representante de la FAO, en una exposición en la que no se zafó de los números.
Calculó que un 30 % de los fertilizantes se produce en la zona de conflicto (refiriéndose a Rusia y Ucrania), por lo que esta situación, hasta que no tenga la certeza de solución, seguirá afectando el costo de los alimentos.
Desde su punto de vista, la situación que describe limitará la capacidad de pago de la población más vulnerable y como consecuencia tendrá un efecto en el gasto público de los países como el dominicano.
“Pone mayor presión en los programas de protección social y se necesitará más ayuda, más financiamientos y paquetes de ayudas para los agricultores”, indicó.
Lo que describe Rodrigo Castañeda tiene efectos más amplios, según plantea. “Esto también tiene efectos sobre los recursos naturales, lo que preocupa, ya que se está interesado en producir más y en intensificar la producción. Pero hay riesgo de no hacerlo adecuadamente”, apuntó.
Asegura que se busca evitar que esta crisis de alimentos se transforme en una crisis de sostenibilidad. Es ahí donde, según el representante local de la FAO, se debe discutir la cuestión de la innovación, para que la producción sea sostenible.
Según los números que maneja, el hambre tiene un costo alto. Dijo que cinco años atrás (en 2017) el costo del hambre en República Dominicana fue el equivalente a 2.6 % del Producto Interno Bruto.