La medida exige que todos los productos enviados a ese bloque del mundo provengan de tierras no deforestadas
A medida que la Unión Europea -UE- implementa su nuevo reglamento de Cero Deforestación, que entra en vigor el 1 de enero del año 2025, la República Dominicana enfrenta un periodo de retos para sus exportaciones agrícolas.
El reglamento (UE) 2023/1115 del Parlamento Europeo y del Consejo, del 31 de mayo de 2023, exige que todos los productos exportados a la UE, incluido cacao, banano y café -para el caso local-, provengan de tierras que no hayan sido deforestadas. Este requerimiento, dada esa rigidez, podría poner en aprietos a la República Dominicana en el mercado europeo y deja ver lo necesario que resulta para el productor local adaptarse sí o sí a estos nuevos estándares.
Uno de los requisitos es que el productor-exportador deberá aportar información organizada, por ejemplo, sobre cada producto suministrado en sus cosechas (Se debe tener certeza de que no afectan la tierra o la deforestan).
Las relaciones comerciales entre República Dominicana y la UE han sido sanas y fructíferas. No ha habido traumas mayores. Todo ha fluido desde 1989, cuando el país caribeño se adhirió al Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y los Estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP). El crecimiento es sostenido, y alcanza un intercambio que supera los 4,100 millones de euros en 2024.
Este incremento ha colocado a República Dominicana como el socio comercial más importante de la UE en el Caribe, al impulsar un intercambio que ha aumentado significativamente desde la ratificación del Acuerdo Económico de Asociación (EPA). Desde entonces, el comercio bilateral ha experimentado un aumento del 231%, lo que refleja la importancia que tienen estos vínculos para la economía dominicana. A pesar de estos logros, el reglamento en cuestión llama a tomar medidas precautorias. La exigencia de certificación de Cero Deforestación podría afectar no solo al cacao, que representa una parte significativa de las exportaciones dominicanas, sino también a otros rubros agrícolas como el banano, el café y productos derivados del tabaco.
La implementación de esta ordenanza no es un simple cambio administrativo. Para muchos productores, especialmente los pequeños agricultores, el cumplimiento de las nuevas normativas puede resultar complicado.
Las certificaciones requeridas exigen una inversión en prácticas sostenibles. Esto podría llevar a una disminución en la producción, que afectaría no solo a los agricultores, sino también a las comunidades que dependen de estas actividades para su sustento. Algunos conocedores del tema han dicho a elCaribe que, si bien la medida busca proteger el medio ambiente, su aplicación no debería agarrar desprevenidos a los cultivadores, porque ha sido informada con antelación. En la parte de la asesoría técnica, hay también una porción de responsabilidad de las autoridades locales La falta de preparación podría hacer que República Dominicana pierda competitividad en un mercado clave, justo cuando la demanda de productos sostenibles está en aumento.
“La estabilidad macroeconómica y política de la República Dominicana ha sido reconocida por la Unión Europea, lo que favorece un clima de inversión. Sin embargo, es necesario abordar las debilidades estructurales de la economía para adaptarse a los requisitos europeos”, le dijo a este periódico el productor bananero Juan Manzueta. Se estima que, sin una preparación adecuada, las exportaciones agrícolas dominicanas podrían enfrentar una reducción, lo que afectaría la balanza comercial del país.
Y agregó que el Gobierno y las organizaciones agrícolas deben trabajar conjuntamente para desarrollar programas de formación y asistencia técnica que ayuden a los agricultores a cumplir con las nuevas reglas, para no estar fuera de ellas.
Más allá de los rubros agrícolas, queda claro que República Dominicana tiene otros espacios de exportación hacia las naciones del bloque europeo, en sectores como la tecnología, energía renovable, agroindustria de valor añadido y servicios financieros, que pueden ofrecer nuevas vías de crecimiento. Pero a menudo se sugiere lo esencial de que esta nación invierta más en investigación y desarrollo para mejorar la calidad y competitividad de sus productos en el mercado europeo.
Una vía valiosa
El Acuerdo Económico de Asociación (EPA) ha sido fundamental en la apertura de nuevos mercados para el país. Con un incremento del 256.5% en las importaciones desde la UE y un crecimiento de 193.8% en cuanto a las exportaciones dominicanas a la Unión Europea, se abre una ventana para explorar nuevos sectores. La colaboración entre el Gobierno y el sector privado es clave para identificar y capitalizar estas oportunidades.
El cacao y el banano han sido pilares en las exportaciones agrícolas dominicanas. En 2022 el país exportó unas 60,000 toneladas de cacao, con valor aproximado de US$240 millones. Sin embargo, el impacto del reglamento podría hacer que los productores se debiliten en este mercado si no pueden obtener la certificación necesaria. Además, el café es otro que enfrenta el riesgo de ser excluido del mercado europeo si no se adapta a los estándares de sostenibilidad. El reto es aun mayor cuando se considera que el 2022 representó un año de crecimiento significativo para las exportaciones agrícolas dominicanas.