Si estás atento de conseguir boletos baratos a cualquier lugar de EE.UU, en especial para este venidero verano -entre junio y septiembre-, esperamos que tengas buena suerte en tu búsqueda. Esto, al menos si tomamos en cuenta las previsiones que sobre el tema manejan en las oficinas departamentales de ese país.
Primeramente, los precios de los vuelos subieron un 33,3% en el último año y un 18,6% solo en el mes de abril, según nuevos datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. Ese es “el aumento más grande en menos de un mes desde 1963”. Y supera con creces el índice de consumo ya alto en todos los artículos de 8.3% del año anterior.
No hay una sola razón para el aumento. Los costos de las aerolíneas son más altos: el precio del combustible aumentó un 150 % el año pasado, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, y muchas aerolíneas enfrentan escasez de personal que a veces requiere salarios más altos. También hay un aumento en la demanda de personas ansiosas por viajar después de dos años de pandemia.
Las razones que complican los boletos baratos
El aumento de las tarifas de verano, potencialmente a niveles superiores a 2019, se ha pronosticado durante meses. A fines del año pasado, los directores ejecutivos de American y United advirtieron que la escasez de pilotos en EE.UU. estaba limitando la recuperación de los vuelos operados por sus filiales regionales. American ha retirado rutas tácticamente en algunos mercados más pequeños, manteniendo todos sus destinos pero reduciendo la cantidad de centros a los que algunos estaban conectados.
Los recortes de United son más severos: la firma canceló una red de 12 ciudades más pequeñas y suspendió más de una docena de rutas desde su centro de Washington Dulles. Otras aerolíneas, incluidas Southwest Airlines y Sun Country Airlines, también advirtieron sobre los desafíos de personal que limitan sus recuperaciones en 2022.
Todos estos factores, además de los problemas operativos recientes en Alaska Airlines y JetBlue Airways, solo han puesto de relieve la necesidad de hacer coincidir las operaciones con la dotación de personal. Y, para la mayoría de las aerolíneas, eso significa volar menos y cobrar más a los clientes por los vuelos restantes.
Por ello, los precios de los vuelos internacionales están aumentando. Y el caso parece ser más complicado dentro de EEUU, más cuando existe cierta evidencia de que la demanda de vuelos internacionales no aumenta tan rápidamente como la de vuelos nacionales.
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