Los últimos informes del Banco Mundial sugieren que la República Dominicana va en buena dirección en materia de crecimiento, pero que mantener el sendero requiere mayores esfuerzos porque los mecanismos hasta ahora exitosos parece que no dan más.
El más reciente informe del Banco Mundial, de carácter regional, relanza la puntuación económica de República Dominicana, pero sus proyecciones para futuros crecimientos no están exentas de las condicionalidades que el propio organismo había hecho en otro tipo de estudio más directo al país. Como punto clave, la palabra “reforma” figura en los diferentes informes del Banco Mundial que citan a la economía Dominicana.
En sus “Perspectivas Económicas América Latina y el Caribe” dado a conocer ayer, el Banco Mundial proyecta que la economía dominicana creceré este año 5.1 %, el mayor nivel de la región después de Guyana, y 5.0 % para los siguientes dos años. Destaca los avances importantes en crecimiento económico, pero expone que el país aún enfrenta desafíos en áreas como la desigualdad económica y social, la infraestructura deficiente y la sostenibilidad ambiental.
“El país ha sido capaz de atraer inversiones significativas mediante un enfoque estratégico en la implementación de políticas favorables a la inversión y la promoción de proyectos innovadores y sostenibles”, expone el estudio del BM.
Los planteamientos del informe regional de esta semana no levantan las salvedades o condicionalidades del estudio focalizado que el BM había realizado el año pasado, titulado “Repensando la productividad para impulsar el crecimiento sin dejar a nadie atrás” en el capítulo “Crecimiento económico excepcionalmente alto, pero desigual”.
En ese enfoque, cuya última actualización fue hecha en octubre 2023, el BM planteaba que durante las dos últimas décadas, la República Dominicana ha sido una de las economías de más rápido crecimiento de la región”, comportamiento que obedeció “a una combinación de reformas estructurales orientadas al mercado a principios de la década de los 90 y condiciones externas favorables que apoyaron el crecimiento económico”
“Además, una política monetaria y fiscal prudente contribuyeron a la estabilidad macroeconómica”, puntualizó.
El informe anterior precisó con un “sin embargo” que “los motores de este excepcional crecimiento están llegando a su límite debido al bajo crecimiento de la productividad en los últimos años, obstaculizado por un insuficiente capital humano para atender las necesidades del sector empresarial, la ocurrencia de desastres relacionados con el cambio climático y distorsiones en mercados claves, incluyendo la asignación poco eficiente de exenciones fiscales”.
Entonces planteaba que para el 2023, se esperaba que el crecimiento en el país se desacelerara del 4,9 por ciento en 2022 al 3,1 por ciento y la tasa de pobreza de ingreso medio alto (US$6,85 PPA por día 2017) se estimaba en 21 por ciento, menos que el 23 por ciento en 2020, pero por encima de los niveles previos a la pandemia.
Describió que pese al crecimiento, varios sectores no han logrado generar empleos de calidad, y la alta inflación observada en 2022 (8,8 % a/a) afectó los medios de subsistencia de la población, principalmente de los más vulnerables. En consecuencia, es necesario mejorar el acceso a bienes y servicios básicos de calidad –en educación, salud, agua y electricidad– que ayuden a expandir las oportunidades económicas, aumentar la movilidad económica y proteger a los sectores vulnerables.
Retos de entonces
Reconoció que el Gobierno ha mostrado un fuerte compromiso para abordar los desafíos de larga data que plantea el sector eléctrico a través de un paquete integral de reformas, pero todavía quedan retos como: ampliar la transparencia, la rendición de cuentas y la eficiencia en el sector; continuar con la diversificación de la matriz energética, incluyendo fuentes de energía menos contaminantes; y aumentar el acceso a energía confiable y asequible. Será clave también la mejora del entorno para apoyar el desarrollo competitivo de inversiones en energías renovables lideradas por el sector privado.
Enumeraba entonces que más del 40 por ciento de los dominicanos vivían en condiciones vulnerables y estaban en riesgo de caer en la pobreza debido a los impactos relacionados con el clima y las crisis económicas. El cambio climático ha intensificado la exposición a desastres naturales, lo que, podría incrementar los pasivos fiscales contingentes, dado el bajo grado de protección financiera del país frente a estos riesgos. La ocurrencia de eventos adversos pone cada vez más en relieve la necesidad crítica de contar con una acción acelerada que fortalezca la resiliencia y la adaptación del país de una manera inclusiva.
Visión de ahora
El informe de esta semana del Banco Mundial destaca que durante la última década el país ha demostrado capacidad para diversificar su base económica, aprovechando sectores como el turismo y las energías renovables para impulsar su desarrollo.
Al colocar al país como uno de los pocos en la región que ha mantenido tasas consistentes de crecimiento de la productividad en la última década, el Banco Mundial identifica a RD como poseedor de un ambiente propicio para la inversión y el desarrollo empresarial.