La política monetaria expansiva ha sido el principal soporte de la reactivación de los sectores económicos
La tasa de política monetaria del Banco Central, la principal señal del ente emisor indicar a los agentes económicos la intención de hacia dónde debe dirigirse el costo del financiamiento en el mercado, cumplió un año en el actual nivel de 3.0 %, el mayor tiempo de anclaje en posición expansiva.
El actual nivel fue confirmado en la reunión de política monetaria del 31 de agosto pasado y establecido el 31 de agosto del 2020, cinco meses después de haberse fijado el nivel que había entonces.
La tasa de política monetaria vigente, uno de los principales instrumentos del Banco Central para incidir en el costo del dinero, fue fijada en momentos en que las autoridades monetarias adoptaban una política expansiva, en procura de incentivar el crédito como motor de la recuperación de la economía, que se había deprimido por el cierre al que había sido sometida a causa de la pandemia del covid-19.
El vigente es el nivel más bajo de la tasa de interés de referencia del Banco Central, además de ser uno de los mayores períodos de anclaje en posición bajista.
Desde octubre del 2016 no se producía una señal restrictiva vía la tasa de política monetaria. En la reunión de política monetaria de ese mes, el Banco Central subió 50 puntos a su tasa de referencia, colocándola en 5.50 % anual. Seis meses después, en marzo del 2017, se produjo otra señal de encarecimiento del costo del dinero, al agregarle 25 puntos a la tasa hasta 5.75 %. Usualmente cuando hay amenaza de inflación, la tasa de política monetaria es aumentada por el Banco Central.
La señal alcista en la tasa de referencia del órgano emisor cambió de dirección en abril del 2018, 13 meses después del segundo empujón del ciclo restrictivo. La Banca Central le redujo 50 puntos a su tasa de política monetaria en abril del 2018, colocándola en 5.25 %. Este nivel duró poco, apenas dos meses debido a que en junio de ese mismo año la tasa de referencia fue aumentada en 25 puntos y colocada a 5.50, nivel en el que permaneció hasta el mes de junio del 2019, cuando fue fijada en 5.0 %, una reducción de 50 puntos.
En los siguientes dos meses se dieron nuevas señales de flexibilización en la tasa bancentraliana de referencia, con 25 puntos de rebajarse en cada uno de ellos, llevando el nivel de julio del 2019 a 4.75 % y el de agosto a 4.50 %.
En el nivel establecido en agosto del 2019 se mantuvo hasta marzo del 2020 (fecha cuando comenzaron a sentirse en el país los primeros efectos de la pandemia), para cuando el Banco Central le tumbó de golpe 150 puntos, llevando el nivel a 3.50 %.
Cinco meses después, en agosto del 2020, el órgano rector de la política monetaria le soltó otros 50 puntos a su tasa de referencia, bajándola a 3.00 %, nivel que ya cumplió un año anclado.
En sus comentarios de los últimos comunicados de política monetaria, el Banco Central no ha dado indicios de que proyecte variar la tasa de política monetaria en el muy corto plazo, debido a que la economía ha estado en un proceso de recuperación más rápido de lo que originalmente se había proyectado, y el comportamiento de los precios internos ha estado alrededor del nivel más alto contemplado en el programa monetario del Banco.
En agosto del 2020, para fijar el nivel de tasa que todavía prevalece y que implicó una reducción de 50 puntos, el Banco Central dijo que la decisión sobre la tasa de referencia se basó “en el análisis exhaustivo del impacto de la pandemia del COVID-19 sobre la actividad económica y la evolución futura de la inflación. En particular, la variación mensual del Índice de Precios al Consumidor en julio fue de 1.88 %, mientras que la inflación acumulada durante los primeros siete meses del año fue 2.32 %”, expuso entonces. Por otro lado, la inflación interanual, es decir, de julio de 2019 a julio de 2020, alcanzó 4.35 %, situándose dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 %, al tiempo que la inflación subyacente, que refleja las condiciones monetarias, alcanzó 4.14 %. En ese sentido, explicó que su sistema de pronósticos y las expectativas de los agentes económicos señalan que “las presiones inflacionarias recientes son de carácter transitorio, asociadas a la evolución de los precios de algunos alimentos y de la recuperación en el precio internacional del petróleo, por lo que se prevé que la inflación se mantendría dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % en el horizonte de política monetaria”.
Los argumentos de referencias
En agosto pasado, para mantener anclada en 3.0 % la tasa de referencia el BCRD argumentó que “las medidas de estímulo monetario implementadas por el Banco Central desde inicios de la pandemia han sido efectivas, incidiendo en una reducción de la tasa de interés activa promedio ponderado de la banca múltiple en más de 300 puntos básicos, mientras que los préstamos privados en moneda nacional se expanden en torno a 10 % interanual al cierre de agosto, una de las tasas de crecimiento más altas de la región”:
Y recordó que a través del programa de provisión de liquidez “los intermediarios financieros canalizaron a empresas y hogares más de RD$215 mil millones y los recursos provistos están retornando gradualmente al Banco Central, conforme son amortizados los préstamos otorgados con estas facilidades.
Destacó que en el sector externo “continúa el buen desempeño de las remesas que crecieron 43.2 % durante los primeros siete meses del año y se estima que superarían los US$10,600 millones para el cierre de año 2021; mientras que el turismo se recupera gradualmente al recibir durante julio de 2021 aproximadamente el 95 % de los pasajeros no residentes que arribaron durante el mismo mes de 2019, previo a la pandemia.
Asimismo, destacó que “se mantiene el dinamismo de las exportaciones de zonas francas, al crecer 32.3 % en el primer semestre del 2021 y continúan elevados los flujos de Inversión Extranjera Directa, que se estima se ubicarían en torno a los US$3 mil millones para el cierre del año”.
Como es su costumbre expresar en sus comunicados de política monetaria, en agosto pasado el Banco Central de la República Dominicana reafirmó su compromiso de conducir la política monetaria hacia el logro de su meta de inflación y el buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos.
En ese sentido, dijo que se mantendrá dando especial seguimiento al impacto de la pandemia del COVID-19 y la evolución de las presiones inflacionarias, y garantizó que se encuentra preparado “para adoptar las medidas necesarias ante factores que puedan poner en riesgo el objetivo de inflación y afectar la estabilidad macroeconómica”.