El hecho de que en República Dominicana apenas se recicle el 9% de los residuos de plásticos, sigue siendo tema de preocupación.
Ayer, el presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), Celso Juan Marranzini, hizo un llamado a aprovechar los residuos y fomentar negocios circulares, lo cual también se trata de generación de empleos y de sostenibilidad.
“La mentalidad que subyace en el fondo es simple: el desecho no es desecho, es residuo, y el residuo es materia prima”, explicó el industrial.
Desde su punto de vista, no se trata solo de retirar plástico de la naturaleza, sino que el plástico tiene valor de mercado y su colocación al precio adecuado abre puertas para brindar un servicio ambiental inestimable, haciendo más competitiva la economía y al país.
“Es un cambio de modelo hacia una economía circular, lo cual contribuye a que todo residuo –y no solo el plástico- del proceso productivo de una industria o del postconsumo pueda convertirse en materia prima para otras actividades productivas de la misma industria o de otras empresas”, expresó Marranzini, al presentar al ministro de Medio Ambiente, Ángel Estévez, en el desayuno temático de la AIRD, en el cual el funcionario expuso su visión sobre el tema del plástico.
Estévez citó como desafíos clave la educación ciudadana, la necesidad de alianzas público-privadas y la Ley de Manejo Integral de Residuos Sólidos, junto a la implementación de las 3Rs, que significan reducir, reusar y reciclar.
Sobre las alianzas, Marranzini indicó que el costo de no cooperar es muy alto y que en la AIRD se impulsa la cooperación entre el sector público y privado, lo cual se está convirtiendo en una constante. “En ocasiones requiere esfuerzo, trabajo, confianza, pero estamos seguros de que esta cooperación es parte de las posibilidades de desarrollo sostenible con el cual contamos”, dijo.
Objetivos de Desarrollo Sostenible y las alianzas
El presidente de la AIRD explicó que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) plantean un cambio de paradigma, al integrar las dimensiones económica, social y ambiental. “Esta Agenda demanda un esfuerzo en el ámbito de las políticas públicas y un nivel de inversiones que no le es posible alcanzar a los Estados por sí solo; se requiere participación privada”, afirmó.