Junto a sus hijos tomó la decisión de arrendar un pedazo de tierra para incursionar en la producción agrícola
Ana Mercedes Cruz Mejía tiene 52 años y cuatro hijos que dependen de ella.
Un buen día conversando con ellos sobre el futuro de sus finanzas familiares y la vida misma, decidieron entre todos que había que buscar una buena entrada para el sustento familiar. Debía ser algo que supieran hacer en conjunto.
La agricultura es un negocio en el que nacieron y crecieron, por tanto, buscaron un microcrédito, arrendaron una tierra y se pusieron a sembrar vegetales, según rememora la señora. Es una mujer acostumbrada a emprender y para ella el trabajo es una actividad de rutina. Siempre procura generar lo que necesita.
“Los préstamos son para sembrar y multiplicar los ingresos. Pero de los beneficios del negocio vivimos”, explica. Si Ana Mercedes es buena para sembrar, igual de productiva es para sus diálogos. Es una mujer “de sangre liviana”.
Cuando habla de préstamos, se refiere a que gracias a uno que le facilitó la Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD) logró avanzar a pasos gigantes.
La FDD tiene 53 años de historia, un tiempo en el que se ha puesto de manifiesto el compromiso del empresariado dominicano, y llega actualmente a 20,000 clientes de microcrédito. La institución maneja casi 400 millones de pesos en cartera anual y en toda su trayectoria ha beneficiado a un millón de dominicanos.
La FDD otorga solo microcrédito individual; está presente en nueve provincias del territorio nacional a través de 15 oficinas, ubicadas, básicamente, en el Gran Santo Domingo (Distrito Nacional y provincia Santo Domingo), en la región Norte del país y en San Cristóbal.
El crédito promedio de la institución es menor de 19,000 pesos. “El trabajo que realizamos en conjunto es hermoso y reina tanta armonía y orden, que eso mismo inspira a la tierra para parir las más hermosas y grandes berenjenas, bangaña, ajíes, cundeamor chino, cundeamor hindú, vainitas, entre otros, dependiendo de la época del año”, dice Ana Mercedes. La activa dama se encarga de las diversas etapas que implica el manejo de una unidad productiva agrícola. Dirige los trabajos, gestiona los microcréditos y administra los recursos. Sus hijos valoran su calidad de gestión.
“Arrendamos tierra para trabajarla con mis hijos y cada uno tiene sus funciones bien claras. Uno se encarga de la compra de las semillas, de gestionar los tractores para arar la tierra, de mojar y fumigar. Otro corta los vegetales cuando ya están. Otro empaca y entrega a los clientes”, explica en el diálogo.
Para otros
A veces el trabajo se incrementa tanto que la familia debe subcontratar personal que cubra una parte, dando la posibilidad a otros trabajadores de ganar el sustento de sus familias. La cosecha es vendida a diversos exportadores y corredores. “Los corredores compran para vender a exportadores. Son clientes bien considerados, cumplidores y responsables”. Cuenta Ana. Y agrega que lo más importante es cumplir con los clientes.
En concreto, lo que intenta decir es que ella y sus hijos tienen claro que finalmente se deben a sus clientes y siempre buscan orientaciones de profesionales. “Con la orientación de los agrónomos que nos visitan para vender los abonos, hemos implementado un manejo adecuado en la siembra. Los compradores indican lo que quieren que sembremos, dependiendo de la época del año y luego vienen a buscar el producto y ayudan a empacarlo y eligen lo que les gusta”, agrega Ana Mercedes. Se le puede contactar vía el teléfono vía el (829)-936-6267.
Gracias a las orientaciones, sumado a su dedicación, perseverancia y esfuerzo, ha logrado éxito, incrementando sus ventas, sin sobreendeudarse. Esas son lecciones de finanzas que Ana Mercedes enseña a sus hijos para dejarles, junto a un ejemplo de honestidad y responsabilidad, un buen legado de valores.
Una institución que les echa el ojo y los respalda
Casos como el de Ana Mercedes son seguidos de cerca por la Fundación Dominicana de Desarrollo. “Para nosotros es importante contribuir con la reducción de pobreza, con la reducción de desigualdad económica, con la reducción de desigualdad económica y contribuir con la creación de oportunidades para aquellos que son más vulnerables y permitir que aquellos que no tienen acceso al sistema financiero formal puedan acceder al crédito”, le ha dicho Amelia Reyes Mora, la presidente de la organización, al periódico elCaribe. La FDD posee siete productos, estructurados de tal manera que van vinculado al monto prestado y a la evolución de la empresa.