1 DE 3
Debo empezar por agradecer al arzobispado, al invitarme como charlista al desayuno anual que realizan para sostener las importantes obras de Radio ABC y Vida FM, importantes medios de comunicación tan necesarios para que nuestra Iglesia Católica disemine su mensaje y las orientaciones tan necesarias en esta sociedad.
Para mí fue una sorpresa que el invitado en este día para hablar de éxito fuera yo, cuando cualquiera de los comensales presentes puede hacerlo mil veces mejor y dar una conferencia mucho más interesante. Pero al ver el calendario encontré que era el Día del Psicólogo, ¿será que la iglesia piensa que necesito uno? Después caí en cuenta que era el Día Internacional del Deporte y sin dudas lo practico muy poco; finalmente me di cuenta que era el día de San Celso en algunos sitios y que lo querían celebrar conmigo.
El éxito puede verse desde varios puntos de vista. ¿Es el lujo y éxitos financieros, una forma de medir el éxito?
¿Es tener una larga descendencia, una forma de medir el éxito? ¿Es cumplir con los mandamientos, alcanzar el éxito? ¿Es ser exitoso, tener una vida social intensa? ¿Es el éxito, encontrar la pareja perfecta? ¿O es el éxito, incidir en mejorar la vida de los demás vía la filantropía?
Si me preguntan a mí, es una combinación de una creencia en Dios, transmitir a hijos y nietos esos valores y si ha tenido éxito financiero, compartirlo con aquellos que no lo han logrado, a pesar de haber hecho también un esfuerzo.
Tengo que agradecer a Dios que me ha dado unos padres ejemplares; una esposa que el día que nos casamos me dijo sería mis piernas y ha tenido en algunos momentos que ser mis brazos, un ser humano como ninguno. Seis hijos varones que me han traído seis hijas preciosas, inteligentes, sensibles y ya casi catorce nietos y que el mejor regalo que me pueden dar, ya no es una gran familia porque lo somos, sino una familia unida que recuerde, debemos devolver a la sociedad las bendiciones que hemos recibido de Dios.
A la edad de cuatro años sufrí de polio, estuve al borde de la muerte, pero todo en la vida tiene su propósito. Me imagino, mis padres se habrán preguntado ¿por qué nos tocó a nosotros? La respuesta es sencilla, Dios quería que mi madre se volcara en favor de los tantos dominicanos que como yo necesitan terapias para volver a ser útiles a sus familias y a la sociedad.
Muchas veces se piensa que una limitación física incapacita. No creo eso en absoluto. Es más, de alguna forma todos tenemos nuestras limitaciones, unas más visibles que otras, somos seres humanos imperfectos. Sin embargo, la verdadera incapacidad es la que nosotros mismos nos imponemos, cuando no vencemos los obstáculos a los que a diario nos enfrentamos.
De hecho, en el mundo hay grandes ejemplos de personas con serias incapacidades que las han logrado vencer con éxito. Franklin Delano Roosevelt, Frida Kahlo, Steven Hawking, John Nash, Beethoven, Helen Keller, Van Gogh, solo por mencionar unos casos.
Desde muy joven he tenido preocupaciones sociales. No sé si el polio me acercó más a las necesidades de otros. Mi tío Celso me decía que si era comunista, lo cual sin duda nunca he sido. Mi papá me recriminaba porque nunca tuve miedo a decir lo que mi conciencia me dicta. No temo a escribir todas las semanas una columna en el prestigioso diario elCaribe y a tener cuentas activas en las redes, donde acepto las diferencias de opiniones, siempre que sean respetuosos y constructivas.
No tengo cómo agradecer a Dios las oportunidades que me ha dado y que pienso no soy merecedor. Una familia larga y que siempre le pido nos mantenga unidos; la oportunidad de servir desde diferentes posiciones en las asociaciones del sector privado; crear empresas con sentido de responsabilidad social, aportar en la vida pública desde organizaciones sin fines de lucro, hasta llegar a ser funcionario público, algo que nunca estuvo en mi agenda.
Esa oportunidad que sorpresivamente me ofreció el expresidente Leonel Fernández, me permitió estar una vez más en contacto con la pobreza de nuestro país. Ya la conocía desde el Centro de Rehabilitación, donde dominicanos humildes, sin recursos, acuden a diario para recobrar su movilidad.
En la CDEEE confirmé mi teoría que en todos los sectores hay dominicanos comprometidos. Encontré profesionales de calidad, como también vividores del erario público, pero con orgullo puedo confirmar que eran muchos más los buenos que los tremendos.
Continuaré la próxima semana. Quiero desear a todos una feliz Semana Santa, que podamos combinar el descanso, la reunión con familia y amigos, teniendo presente el significado de la Semana Mayor para todos los cristianos. Recordemos que sólo la fe en Dios nos acerca a los demás, nos recuerda la importancia de la humildad y nos da la fuerza para sobreponernos a las dificultades.