Este viernes los habitantes de Nagua, en la provincia María Trinidad Sánchez, retomaron sus labores habituales, a excepción del sistema educativo, tras el paso del huracán María.
Ya sin lluvia y con la mayoría de los ríos y cañadas retomando sus niveles habituales, la gente salió a sus trabajos y ya se pueden apreciar las calles limpias y las cuadrillas del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y de las empresas de energía eléctrica, realizando labores de mantenimiento.
Los comercios abrieron sus puertas con normalidad, al igual que las instituciones bancarias y las estaciones de servicio.
El gobernador de la provincia María Trinidad Sánchez, Nápoles Jiménez, explicó que la situación está controlada, aunque aún permanecen algunas familias en los 52 albergues dispuestos en la región. Detalló que hay cinco brigadas que salieron a los lugares afectados, para llevar alimentos secos, suministrados por el Plan Social de la Presidencia.
“Estamos recibiendo una gran cantidad de personal para que nos ayude en lo que fue la inundación de Boba y la de Yuna; además estamos desplegando efectivos militares y voluntarios a esas zonas para evitar que haya males mayores”, dijo.
Jiménez agregó que algunas familias, que fueron trasladadas a los albergues, comenzaron a retornar por cuenta propia a sus viviendas, a pesar de que aún no se les ha dado la orden de regresar.
“En el albergue Irma Marmolejos, que es el más grande que tenemos, quedan aproximadamente 300 personas que ya recibieron desayuno y a quienes también les garantizamos el almuerzo”, anunció.
Reiteró que su tarea es resguardar la vida de las personas que fueron afectadas por el huracán y que si se vuelven a inundar las zonas de riesgo, continuarán con las evacuaciones.
El gobernador provincial también alertó sobre las cuantiosas pérdidas que se están registrando en materia de agricultura y que temen que buena parte de las seis mil tareas de arroz que se sembraron en la zona se hayan perdido.