El desplome del lunes pasado de los precios de los futuros del petróleo del West Texas Intermediate (WTI) y Brent, como consecuencia de la crisis de demanda global causada por la pandemia del coronavirus, prendieron las alarmas en varios países latinoamericanos con economías fuertemente dependientes del crudo.

Con más de 114.000 casos confirmados y 5.700 decesos por el virus SARS-Cov-2, América Latina se prepara para enfrentar la pandemia del coronavirus, en un contexto de nulo crecimiento económico en la región y pronósticos negativos.

La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó en un informe que la economía de la región podría contraerse hasta 5,2 %, mientras que la CEPAL prevé que el desplome sea de 5,3 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que deja a casi 29 millones de personas en riesgo de pobreza.

A este desalentador panorama, se le sumó el desplome de los futuros para entregar en mayo del WTI, que se situaron por debajo de los 0 dólares por barril el lunes, y la caída del precio de petróleo Brent, que este 21 de abril perdió un 28,04 % de su valor y su precio se situó en 18,4 dólares.

Si bien el brusco desplome de esta semana cimbró las economías de los países petroleros de América Latina, la debacle sostenida de las cotizaciones ya había arrastrado algunas iniciativas y ahora ponen en jaque los planes de inversión este año.

Brasil

A mediados de abril, la petrolera brasileña Petrobras anunció que suspendería las operaciones de 62 de sus plataformas en campos de aguas poco profundas por la caída en el precio internacional del petróleo.

La compañía explicó que era parte de una serie de acciones para “preservar el empleo y la sostenibilidad de la empresa en la peor crisis de la industria petrolera en cien años”.

Según informó Petrobras, estas plataformas de las cuencas de Campos, Sergipe, Potiguar y Ceará “no tienen las condiciones económicas para operar con bajos precios del petróleo”. La medida ya implicó un corte a la producción de 23.000 barriles de petróleo diarios.

Ecuador

En Ecuador, el presidente Lenín Moreno advirtió el lunes que la caída histórica del precio del petróleo representaba un “golpe durísimo” para el país, que ahora se encaminaba a enfrentar el “momento más crítico de su historia”.

La exportación de petróleo le dejó a Ecuador unos 7.731 millones de dólares en 2019 y representan el 12 % del total de los ingresos del país previstos para 2020.

Con el desplome a -37,63 dólares por barril en los contratos a entrega en mayo del crudo estadounidense WTI, que es la referencia de Ecuador, el país enfrenta un complejo panorama, sobre todo cuando en el Presupuesto General del Estado para 2020 estimó que el precio del petróleo alcanzaría los 51,30 dólares.

“En Ecuador, la producción de un barril de petróleo nos cuesta cerca de 30 dólares. Cualquier precio del petróleo que está bajo la línea de los 28, 30 dólares, nos deja ingresos prácticamente nulos por exportación”, explica a RT el economista ecuatoriano Erik Mozo.

En este contexto de caída del precio del crudo, el ministro de Energía y Recursos Naturales No Renovables, René Ortiz, planteó la posibilidad de eliminar los subsidios a los combustibles para “sincerar la economía del país”.

Por su parte, Mozo advierte que con este panorama, el sector público deja de recibir los recursos por la venta de crudo, tiene menos capacidad de pagarle a sus proveedores y se termina rompiendo la “cadena de pagos”, poniendo en aprietos a las empresas del país.

El Estado podría hacerse de la recolección de impuestos como fuente principal de recursos, pero Mozo explica que debido a la cuarentena en el país, “la economía se ha detenido mucho”.

México

Tras el desplome de los precios del WTI, el precio de la mezcla mexicana de petróleo se cotizó en -2,37 dólares por barril, lo que significó una caída del 116,52 %. El martes en la noche, la estatal Pemex reportó que el barril de exportación se había recuperado ligeramente y se cotizó en 7,12 dólares.

No obstante, el precio de la mezcla mexicana se mantiene muy lejos del estimado del Gobierno, que proyectó el barril del petróleo a 49 dólares.

Para Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la caída de los precios del petróleo y de los ingresos del país latinoamericano en este rubro “pone en focos rojos la política energética del país”.

El miércoles, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el país recortará la producción de petróleo, cerrará pozos y aumentará la capacidad de refinación de las plantas.

“A finales de este mes inicia el recorte de producción que se acordó en el mundo y esto debe de tener algún efecto, de todos modos nosotros estamos preparando una estrategia que consiste en refinar más petróleo crudo para comprar menos gasolina en el extranjero”, explicó el mandatario en su conferencia de prensa matutina del 22 de abril. López Obrador hizo referencia al acuerdo alcanzado por los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP+) para reducir en 9,7 millones de barriles de petróleo diario para estabilizar el mercado.

El primero de abril, el Gobierno ajustó a 24,8 dólares la proyección sobre el precio del barril del petróleo, pero con los actuales precios se mantiene un importante déficit para la Administración de López Obrador, que esperaba obtener el 23 % de sus ingresos de la ganancia del crudo.

De 1,1 billones de pesos (45.097 millones de dólares) que el Gobierno esperaba obtener de los ingresos por la venta del crudo, con los actuales precios de la mezcla mexicana, México se quedaría sin una importante tajada de ingreso petrolero.

Los nulos ingresos petroleros volverán muy complicado el saneamiento a Pemex, como se había planteado el Gobierno de López Obrador. En 2019, la petrolera registró pérdidas por 346.135 millones de pesos (unos 14.110 millones de dólares).

En este difícil escenario, el Gobierno mexicano podría hacerse de la recaudación de tres impuestos (IVA, IEPS e ISR), pero la baja producción y consumo como resultado de la cuarentena, deja un panorama complicado. Además, de acuerdo con Ignacio Martínez, 346.000 personas quedaron desempleadas entre marzo y abril y para junio podría alcanzar a 1.488.240 mexicanos.

“Conjugando el precio de la mezcla con la caída de empleos, la [baja en la] producción y consumo, tenemos un enorme hueco en las finanzas públicas”, explica el especialista.

Venezuela

En Venezuela, ha ocurrido algo similar que en Ecuador y México, aunque la situación económica del país es aún más compleja.

El presidente Nicolás Maduro informó el martes que la cesta venezolana se cotizó en 10 dólares por barril y anunció que sostendría una llamada con el secretario de la Organización de la OPEP, Mohammad Barkindo, para abordar las consecuencias de este desplome y las futuras acciones en el seno del organismo.

Para el investigador del Centro Internacional Miranda, Oscar Javier Forero, en Venezuela los problemas se agravan. En principio porque el Presupuesto de la Nación de 2020 se estimó el barril de petróleo cercano a los 50 dólares, y porque la producción de crudo “ha venido en declive” en los últimos años.

“Ya desde hace un tiempo, los ingresos por la producción petrolera han venido mermando de manera significativa, y eso ha impactado a nivel interno de nuestra economía, sumado a las sanciones que se vienen aplicando desde los EE.UU. y el acoso que otros países, incluso de América Latina, han venido aplicando sobre nuestra economía”, dice.

El economista alerta que el país requiere una fuerte inversión para reactivar la economía, pero reconoce que con la principal fuente de ingresos actualmente en caída libre, las sanciones estadounidense cada vez más duras y el aparato productivo en “cuarentena” por el coronavirus, la ansiada recuperación está cada vez más lejos.

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