La tendencia al calentamiento global continuó en 2018, cuando el persistente calor que envolvió grandes partes de la tierra y los océanos hizo de ese lapso el cuarto año más caliente jamás registrado, según datos de varias organizaciones meteorológicas.
Además, los últimos cinco años han sido los más calientes en las estadísticas mundiales, llevadas a cabo desde 1880, según investigadores de la NASA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU., la Organización Meteorológica Mundial y la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
La mayor parte de Europa, Nueva Zelanda, partes de Oriente Medio y de Rusia estuvieron entre las regiones más afectadas por el calor. En lo que se refiere a las temperaturas de superficie acuática, fueron zonas del sur del Pacífico y partes del norte y sur del Atlántico.
La tendencia más fuerte al calentamiento tuvo lugar en el Ártico, donde el alarmante derretimiento de los hielos continuó el año pasado. Las zonas árticas y antárticas registraron su segunda extensión de hielo más pequeña desde 1979.
El derretimiento de esas superficies heladas siguió contribuyendo a la elevación del nivel del mar. El aumento de las temperaturas globales también incide en prolongadas temporadas de incendios forestales y eventos meteorológicos extremos.
“Los impactos del calentamiento global se sienten ya ahora, en inundaciones costeras, ondas de calor, precipitaciones intensas y cambio de ecosistemas”, comentó Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.
Las temperaturas medias globales crecieron en unos 2 grados Fahrenheit (1 grado Celsius) desde 1880, lo que indica que el mundo ha recorrido dos tercios del camino hacia el límite de 1,5 centígrados de calentamiento global desde la época preindustrial, según el Acuerdo climático de París.
El calentamiento global se debe en gran parte al crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, a su vez causadas por la actividad humana, explicó Schmidt.
