EL-ARISH, Egipto (AP) — Varios hombres que atacaron con bombas y disparos una mezquita llena de fieles durante las oraciones del viernes en la península del Sinaí causaron al menos 235 muertos y 109 heridos en la acción más sangrienta perpetrada por extremistas islámicos contra civiles egipcios.
El atentado estuvo dirigido contra un templo musulmán frecuentado por sufíes, miembros de un movimiento místico del Islam, en la localidad de Bir al-Abd, en el norte del Sinaí. Los extremistas islámicos, entre ellos la organización local afiliada al grupo Estado Islámico, consideran herejes a los sufíes por sus interpretaciones menos literales del Islam.
La alarmante matanza es el indicio más reciente de la ineficacia de la lucha que el gobierno emprendió hace más de tres años para aplastar la insurgencia de un grupo afiliado al EI en la región. En su intento por propagar la violencia, los extremistas han perpetrado en el último año atentados con bombas contra iglesias en la capital, El Cairo, y en otras ciudades, donde han causado la muerte a decenas de cristianos. Las autoridades consideran que el grupo afiliado al Estado Islámico fue autor del derribo en 2016 de un jet ruso de pasajeros en el que murieron 226 personas.
Pero este fue el primer ataque extremista de envergadura contra una mezquita. El enorme derramamiento de sangre eclipsó cualquier otro ataque previo de este tipo, incluso en la época de una insurgencia islámica anterior en la década de 1990.
La agencia noticiosa oficial egipcia MENA dijo que el ataque dejó al menos 235 muertos y 109 heridos.
Los extremistas dispararon desde cuatro vehículos todo terreno contra los fieles que asistían al sermón en la mezquita. Los atacantes bloquearon las rutas de escape de la zona al hacer estallar vehículos cuyos restos en llamas obstruían avenidas, dijeron tres oficiales de policía que solicitaron el anonimato porque no estaban autorizados a hacer declaraciones a la prensa.
Las imágenes que circulaban en las redes sociales mostraban decenas de cuerpos ensangrentados envueltos en sábanas tendidas en el suelo de la mezquita. Otras mostraban a decenas de familiares haciendo file frente a hospitales y ambulancias que iban y venían en la zona.
El residente Ashraf el-Hefny dijo que muchas de las víctimas eran trabajadores de una fábrica de sal cercana que habían venido a las oraciones del viernes en la mezquita.
“La gente llevó heridos a hospitales en su vehículos y camionetas”, afirmó el-Hefny por teléfono.
Nadie se adjudicó el ataque por el momento, pero ISIS (acrónimo del grupo Estado Islámico) ha atacado a los sufíes varias veces en la zona con anterioridad. En uno de los hechos sobresalientes de violencia, el año pasado los extremistas decapitaron a un líder sufí, el jeque ciego Suleiman Abu Heraz, y publicaron fotos del asesinato en internet.
La presidencia de Egipto declaró tres días de luto y el mandatario Abdel-Fattah el-Sissi, convocó una reunión de alto nivel de funcionarios de seguridad.
El-Sissi dijo después en un comunicado que el ataque “no quedará impune” y que Egipto perseverará en su guerra contra el terrorismo.
Diversos países transmitieron sus condolencias a Egipto, entre ellos Israel, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Rusia, Francia y Gran Bretaña que también condenaron los hechos de violencia.
El presidente Donald Trump condenó el “ataque horrible y cobarde contra creyentes inocentes e inermes en Egipto”.
Egipto también ha registrado ataques rebeldes en su desierto occidental, incluido uno que dejó 16 policías muertos el mes pasado, según un conteo del Ministerio del Interior. Las autoridades de seguridad dijeron a la prensa que decenas de agentes más, incluidos oficiales de antiterrorismo de alto rango, perecieron en un ataque ocurrido el 20 de octubre a unos 135 kilómetros (84 millas) al suroeste de El Cairo.