Desde el 2020 el sector productivo local se enfrentará al reto
de sobrevivir a la importación de rubros libres de impuestos
En el año 2020 hay muchos “ojos puestos” en República Dominicana, o por lo menos deberían estarlo, y no exclusivamente porque es una fecha para elegir nuevas autoridades que dirigirán el país. 2020 es un año fatal para la producción nacional, porque muchos productos agrícolas y agroindustriales que se cultivan aquí, entrarán por las aduanas libres de aranceles desde Estados Unidos y Centroamérica.
A través del Tratado de libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta, en inglés) muchas de las “canastas” han sido desgravadas, alcanzando el libre comercio, pero quedan pendientes los productos agrícolas, los cuales por su estado fueron negociados a plazos más largos, de 12, de 15 y de 20 años. Las negociaciones para ese tratado se realizaron en diferentes fases, las cuales se clasificaron con letras, que se conocen como “canastas”, y cada una de ellas representa un tiempo determinado o modalidad de desgravación o de liberación de pago de impuestos.
Por ejemplo, las categorías D y O, que comprenden aproximadamente unas 140 líneas arancelarias, alcanzarán el libre comercio en 2020, las cuales están compuestas por productos como cebolla, ajo, queso cheddar, maíz, embutidos, carne y guarnición de res, cortes de cerdo, yuca, batata, bananos, habichuelas y harina de trigo. Significa que -para los cultivadores dominicanos de esos rubros- habrá una suerte de “prueba de fuego” el próximo año, cuando desde otras naciones esos bienes alimenticios puedan entrar sin pagar un centavo por los puertos, y puedan incluso, comercializarse internamente más baratos que los cosechados en tierras dominicanas.
Hay naciones con costos de producción más bajos que en la República Dominicana y eso posibilita que los bienes agrícolas, aún cuando son importados, se adquieren a precios más reducidos, y así mismo llegar al consumidor final.
Ese reto está “al doblar la esquina”, pero en adición vienen otros, acercándose conforme pasa el tiempo. Desde diversos sectores se ha advertido por años que la producción nacional “no lleva una tarea fácil” con el tema en cuestión.
En 2025 todas las líneas arancelarias que fueron negociadas en el tratado tendrán 0% de arancel. En este caso, se trata de productos de vital importancia económica y social en el país, como el arroz, el pollo y la leche en polvo. Son rubros muy sensibles, de gran demanda.
El DR-Cafta entró en vigencia para República Dominicana el día primero de marzo de 2007. De acuerdo con datos de la Dirección General de Política y Legislación Tributaria, del Ministerio de Hacienda (de fecha octubre 2007), el acuerdo implicó en lo inmediato la desgravación del 80% del volumen de comercio, que representaba para ese momento el 77% de las líneas arancelarias a ocho dígitos, de un universo de 6,831 subpartidas del Sistema Armonizado (SA), respecto a las importaciones originarias de los Estados Unidos.
“Es importante indicar que dado el retraso de un año para la entrada en vigencia el DRCAFTA por parte de República Dominicana, las desgravaciones del arancel comenzaron a aplicarse en el segundo año del calendario de desgravación”, indicaba el citado documento de Hacienda (Texto Informativo Número 7, Bethania Rodríguez).
Fueron negociados por periodos de gracia de diez años, productos como muslos de pollo, arroz, leche en polvo y el queso mozzarella, que a partir de 2016 comenzaron a desgravarse hasta, alcanzar el 0% en 2025. “Todas las líneas que EE.UU aún tiene en su proceso de desgravación pertenecen al sector agropecuario, siendo este el principal sector de interés para la oferta dominicana”, de acuerdo con datos del “Informe final, el DR-CAFTA 2007–2017: Desempeño comercial de la República Dominicana”, publicado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales, Padre José Luis Alemán (CEESPA), de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Previo al inicio de las negociaciones dominicanas para formar parte de lo que llegaría a ser el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica, la República Dominicana gozaba de una concesión unilateral por parte de Estados Unidos, basada en una ley relativa a la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, en función de la cual de los 2,207 productos exportados la gran mayoría (el 69%) no pagaba arancel.
“En ese contexto de concesiones unilaterales, se intercambiaban productos con una tasa arancelaria efectiva, en el mercado estadounidense, del 1.1% de impuesto, básicamente a una serie de confecciones textiles de origen dominicano; y, en el mercado dominicano, con un 21% (incluyendo el 13% de la comisión cambiaria) y si se trataba de productos terminados hasta un 43%”, dice el estudio del CEESPA.
Y agrega: “La asimetría originada por dicha concesión, al menos mientras ésta preservara su vigencia, resultaba en evidente beneficio a favor de la primera parte; pero precisamente esa situación originó inquietud e incertidumbre en algunos sectores dominicanos ante un eventual escenario en el que los Estados Unidos privilegiara en lo sucesivo la firma de tratados comerciales y aboliera cualquier trato preferencial amparado solamente en una ley, al estilo de las concesiones otorgadas a los productos de origen dominicano.
El escenario que presentaba el DR-Cafta hasta 2017, cuando la PUCMM presentó la investigación indicaba que todos los países del DR-CAFTA aumentaron sus exportaciones hacia EEUU entre 2006-2007 y 2016-2017. Nicaragua fue el que más aumentó sus exportaciones e importaciones con Estados Unidos, mientras que República Dominicana fue el que menos aumentó sus exportaciones (apenas 8%) pero fue el cuarto que más aumentó sus importaciones (36%) de los seis países considerados.
El estancamiento de las exportaciones dominicanas hacia los EEU.U (según el corte realizado a 2017) se vio más marcado a partir de entrada en vigencia del Tratado. Siempre se ha sostenido que la información es de los grandes desafíos que tienen los agricultores dominicanos respecto a la desgravación arancelaría de sus productos, destino y las medidas sanitarias que deben adoptar para estar a la par con el mercado exterior. Y en parte el problema sigue existiendo.
El sector agropecuario ha debido estar listo para enfrentar una desgravación de aproximadamente 140 líneas arancelarias. Y los testimonios de entendidos en la materia, indican que hay debilidades. Se han debido hacer los ajustes de lugar para el proceso de desgravación de los productos agrícolas, que son los más sensibles que República Dominicana negoció en el DR-Cafta.
Robin Bernstein lo ve equilibrado
El pasado miércoles, la embajadora de Estados Unidos, Robin S. Bernstein, aseguró que el DR-Cafta ha sido una relación ganar-ganar. Lo dijo respondiendo a preguntas formuladas luego que pronunciara el discurso del Almuerzo de Acción de Gracias de la Cámara Americana de Comercio. A la funcionaria se le preguntó sobre las quejas de sectores productivos locales, por el desequilibro que, según ellos, supone el tratado, en razón de que el mayor beneficiario ha sido EE.UU. Pero la funcionaria insistió en que el acuerdo ha propiciado una relación de ganancias mutuas. “Desde 2007, la nación ha aumentando de cinco a siete por ciento en seguridad económica”, indicó. Desde su punto de vista, el acuerdo ha sido un “Home run” (jonrón) para ambos países.
Pero internamente hay instituciones que piensan diferente. “Estamos preocupados por los efectos de la apertura comercial. Consideramos devastador el riesgo de que desaparezca la producción de rubros como el arroz, leche, habichuela, ajo, carne avícola, de cerdo y la cebolla”, ha dicho la Confederación de Productores Agropecuarios (Confenagro).
Algunos solicitaban que se hiciera la modificación
Doce años atrás (en 2007), cuando entró en vigencia el tratado para los dominicanos, la idea de los plazos estipulados para la eliminación de los aranceles o impuestos se veía muy lejos, y se pensaba que había tiempo suficiente para prepararse. Eso ha sido reconocido por asociaciones de productores agropecuarios y por funcionarios del Gobierno, en diversas ocasiones, que finalmente reconocen que se hizo tarde. “No hicimos nada para colocar al sector en condiciones de competir. Es un proceso largo donde tiene que haber participación a nivel político”, llegó a decir Luis Ramón Rodríguez, exministro de Agricultura. En enero de este año el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, aseguró que la intención de modificar el DR-Cafta está descartada por parte del Gobierno.