La frecuencia con que la Dirección General de Aduanas ha venido decomisando contrabandos de armas y pertrechos militares deja en evidencia la fragilidad que por años ha existido en la supervisión en los puntos de entrada al territorio nacional, con todo lo peligroso que eso resulta.Sin embargo, manifiesta también que la gestión del actual director, Enrique Ramírez Paniagua, ha dado un giro a esta situación, consciente de la importancia que esto reviste, no solamente en lo que concierne a la seguridad ciudadana, sino inclusive para la propia seguridad del Estado.
Para nadie es un secreto que las armas que ingresan al país de manera ilegal, ya sea en contenedores o por la zona fronteriza, van a parar a manos de delincuentes que las utilizan para hacer daño a la gente decente y trabajadora de nuestra nación.
Se sabe que los delincuentes solo tienen dos vías para hacerse de las armas que emplean en sus actividades contra la seguridad ciudadana, y una de ellas es adquiriendo las que entran de contrabando, las cuales se comercian en un mercado ilegal, el cual, aunque irregular, no escapa al conocimiento de ciertas autoridades que vuelven la cara para no asumir su responsabilidad.
La otra forma es más maldita que la anterior, pues consiste en arrebatarlas a oficiales de la ley o a personas buenas que las utilizan para protegerse precisamente de los delincuentes. Muchos de estos ciudadanos, buenos y trabajadores, han caído asesinados por los maleantes que luego se llevan las armas.
Es decir, que tomar cuantas medidas sean pertinentes para cerrarles a los criminales una de las vías que emplean para armarse, significa un eficiente servicio a la seguridad de las personas que están prestando la Dirección de Aduanas y otros organismos con incidencia en la vigilancia de los puntos de ingreso a la República Dominicana.
Siempre se había sospechado sobre el origen de tantas armas de fuego en manos de delincuentes, y generalmente se apuntaba hacia la frontera con Haití como el principal abastecedor. Pero de un tiempo hacia acá se ha podido documentar mediante el cierre de los puntos oscuros que el uso de contenedores, vehículos y otros escondrijos pueden ser las principales fuentes del armamentismo delictual.
Los ciudadanos decentes, seriamente preocupados por el incremento de la delincuencia y la inseguridad tenemos que incentivar a la Dirección de Aduanas y demás organismos para que continúen dándole golpes al contrabando de armas.
Particularmente me identifico con estas acciones, pues en tres ocasiones los delincuentes han puesto en serio peligro la seguridad de mi familia. Las autoridades tienen que ser implacables con este negocio ilícito.