A los jóvenes y las mujeres, que ya son el futuro
He dedicado la mayoría de mis artículos del último año, a insistir en que la pandemia nos abrió una oportunidad -como propuso justo en marzo del año pasado el hoy presidente Luis Abinader- para unir a la sociedad frente a las nocivas secuelas que acarrearía el covid-19, en todos los órdenes.
Es más, osé dedicar los últimos dos de esos artículos, que tan amable y tolerante me publica don Osvaldo Santana, director de este diario, a advertir que el apasionante debate sobre el aborto y sus atenuantes resulta inoportuno e impertinente frente al crucial panorama de emergencias, recuperación y avance que nos plantea la epidemia.
Reflexiones de monseñor Freddy Bretón sobre experiencias positivas que deja el covid-19, y un repaso a la introducción que el esclarecido escritor israelí Yuval Noah Harari hace en su libro 21 Lecciones para el siglo XXI, caen como anillo al dedo a mis planteamientos.
Escribe el destacado profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén:
“En un mundo inundado de información irrelevante, la claridad es poder. En teoría, cualquiera puede intervenir en el debate acerca del futuro de la humanidad, pero es muy difícil mantener una visión clara. Con frecuencia, ni siquiera nos damos cuenta de que se produce un debate, o de cuáles son las cuestiones clave.
“Somos miles de millones las personas que apenas podemos permitirnos el lujo de indagar en estos asuntos, porque tenemos cosas más acuciantes que hacer: ir a trabajar, cuidar de los niños u ocuparnos de unos padres ya ancianos. Lamentablemente, la historia no hace concesiones.
“Si el futuro de la humanidad se decide en nuestra ausencia, porque estamos demasiado ocupados dando de comer y vistiendo a nuestros hijos, ni ellos ni nosotros nos libraremos de las consecuencias. Esto es muy injusto, pero ¿quién dijo que la historia es justa?”.
La visión del notable autor de Sapiens, de animales a Dioses, nos vienen muy bien a los políticos, periodistas, líderes religiosos y empresariales, e incluso a los ciudadanos de a pie que apostamos a nuestras demostradas potencialidades como país, para iniciar definitivamente el despegue hacia el desarrollo, el bienestar y la prosperidad a que tienen derecho todos y cada uno de los dominicanos.
¡Adelante!