Si, 206 años cumplió el Juan Pablo inmortal, el alma creativa e impulsora de la República Dominicana. El soñador que entendió que era viable una nación libre, soberana, al margen de los que propugnaban por anexión, protectorado o como se llamase el engendro que no fuera una república independiente. Aquel que tuvo la astucia de crear el movimiento conspirador de La Trinitaria, como plataforma política. De sembrar e impulsar las ideas independentistas a través de las agrupaciones culturales La Filantrópica y La Dramática. El mismo que sirvió de chispa inspiradora para que muchos jóvenes de la patria usurpada arriesgaran su vida y la de sus familiares, contra un opresor sanguinario y primitivo. El mismo que fue perseguido y tiene que abandonar el territorio hacia Curazao en 1843. El que financió con los recursos propios y de su familia, la compra de armas para el proceso de independencia y el que entendió que había que aprovechar el momento que vivían y adelantarse a los planes de los que pretendían involucrase con Francia, Inglaterra, España en menor grado y hasta los Estados Unidos, pero que no creían en la viabilidad de una nación independiente. El martes 26 de enero de 1813, bajo la luna menguante y el símbolo zodiacal de Acuario, durante el periodo llamado de la España Boba, arriba a este “valle de lágrimas”, el hijo número 4 de 11, de la pareja constituida por Juan José Duarte Rodríguez, prospero comerciante español venido de Vejer de la Frontera, en Cádiz y de Manuela Diez Jiménez, original de El Seibo, hija de un colono también español y de una criolla. El trinitario José María Serra de Castro le describió como “un hombre de tez rosácea, labios finos, ojos azules, y cabellera rubia que contrastaba con su negro y espeso bigote”. Es a ese mismo Juan Pablo Duarte Diez, al que debemos explicar por qué su frase lapidaria de “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones”, aún tiene vigencia a más de dos siglos de su nacimiento. Lo mismo sucede con otros pensamientos del libertador. Hay que dar cuenta de porqué la llama inspiradora de la creación y sostenimiento del ideal duartiano, a veces luce palidecer y más cuando la nacionalidad dominicana que él creó se percibe amenazada por una persistente invasión por el útero de las descendientes, de los mismos que nos avasallaron por 22 años y que aun predican que esta tierra les pertenece. Nos independizaste de Haití, junto a los que creyeron, confiaron y se unieron a tu proyecto de nación libre. Con júbilo celebramos tu cumpleaños 206, confiando en que cada dominicano lleve dentro de sí, la motivación nacional y el valor patriótico que sirvió de inspiración para la creación de la criatura que con tus sacrificios moldeaste en medio de innúmeras traiciones: República Dominicana. Que, para siempre vivas, Juan Pablo y se mantenga viva tu obra.