La Universidad UTE está conmemorando en este año, el 31 aniversario de su fundación, pues su primera facilitación fue en enero de 1989, autorizada por el Consejo Nacional de Educación Superior (CONES), y entre sus actos conmemorativos figuró la celebración de su XXVIII Graduación en la que entregamos a la sociedad dominicana 200 nuevos profesionales en las carreras que imparte este innovador Centro de Educación Superior, aumentando a 8,500 egresados, quienes se desenvuelven con gran eficacia, ética y moral profesional, tanto en el país como en el extranjero, así como la reconocida percepción de que la UTE cuenta con la calidad y profesionalidad en el sistema de educación superior, pues como dice el gran cantautor español Joan Manuel Serrat “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
Por la situación que atraviesa el mundo no fue posible tener un Orador Invitado, como ha sido costumbre en este Centro de Educación Superior y en su lugar el Fundador y Rector de la misma, quien es el autor de esta entrega relató cómo nació esta “Universidad de la Vida y la Esperanza”, siendo el Dr. José Nicolás Almánzar García, Rector de la Universidad Eugenio María de Hostos “UNIREMHOS”, al citar el Programa universitario para la Tercera Edad, que sería el precursor de la futura “Universidad de la Tercera Edad (UTE), autorizada posteriormente mediante el Decreto No. 56-92, de fecha 26 de febrero de 1992, y en cuyo programa se matricularon figuras nacionales, como Yaqui Núñez del Risco, Johnny Ventura, Darío de Jesús, Ramón Almánzar y otras importantes figuras del arte, la política, la educación y el sector empresarial, etc.

Esta Universidad UTE se fundamenta en los principios del humanismo cristiano y está abierta a toda persona no importa su edad, color, pensamiento filosófico, o etnia a la que pertenezca. Fue de gran satisfacción el hecho de que estos principios están acordes con los pensamientos sustentados por sus diferentes oradores invitados.

Ahora bien, de la misma manera que las buenas intenciones deben estar acompañadas de las buenas acciones para alcanzar el reino de Dios; de igual manera el optimismo que nos fortalece y la creencia en la redención material y espiritual de los hombres debe estar acompañado de la doctrina y de la fe, para hacer madurar sus frutos. Esa doctrina, adecuada para acompañar ese optimismo, es la humanista, la que, por medio de nuestra fe y de la doctrina social se convierte en doctrina del humanismo cristiano.

En sentido general, el humanismo es una doctrina filosófica que surge en los inicios del Renacimiento como reacción a la visión medioeval del hombre en el que su interés por lo divino terminó absorbiendo lo humano. A partir del siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano, la religión fue penetrando en todas las estructuras de poder, de tal manera que, en una Europa políticamente fragmentada, la autoridad de la iglesia se hizo necesaria para mantener el orden económico, social y político en las nacientes naciones europeas.
Por los inconvenientes del COVID-19, se organizaron grupos de 35 graduados para entregarles los títulos durante diferentes horas, que nos obligó a pasar el día 10 de diciembre entero en la universidad, quienes recibieron sus diplomas por el Fundador y Rector, dr. José Nicolás Almánzar García, la Vicerrectora Académica, dra. Rhina de los Santos y los diferentes Decanos de Carreras de la Universidad.

Nelson Mandela uno de los grandes hombres del siglo XX, dijo: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

En efecto, una sociedad que cuente con ciudadanos educados tiene mayor probabilidad de salir de la pobreza y estrechar la brecha existente entre los que más pueden y aquellos menos afortunados.

Es por esto que el sistema educativo de una nación tiene tanta incidencia en el desarrollo humano.

Una universidad como la UTE, cuya metodología está dirigida a la educación de adultos, tiene una doble responsabilidad sobre sus hombros. La misión primaria de educar y la de reivindicar a aquellos hombres y mujeres que, en su primera juventud, por circunstancias de la vida no pudieron estudiar o tuvieron que desertar de las aulas universitarias.

El método andragógico promovido por la Universidad UTE está concebido para personas que quieren enfrentar nuevos retos y ser los protagonistas de su propio aprendizaje, sin discriminación de sexo, condición socioeconómica, religión, etnia o nacionalidad. De ahí que su concepción filosófica sea eminentemente humanista.
Decía Howard Hendricks, un reconocido profesor norteamericano de teología, que “la enseñanza que deja huellas no es aquella que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”.
“Estudiar en la UTE deja una huella indeleble en los que ni el tiempo ni las adversidades podrán borrar”.

Esta Universidad ha desarrollado en competencias que, convierten en profesionales con mayores conocimientos, destrezas y habilidades; sino que también transforma en mejores personas, capaces de ser sensibles hacia el dolor ajeno; de ser tolerante ante la adversidad; resiliente en la adversidad, ser más humano y de amar por sobre todas las cosas a sus prójimos”.

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