El próximo 19 de mayo serán celebradas las elecciones presidenciales, senatoriales y de diputaciones en nuestro país. La ocasión perfecta para ir de las palabras a la acción, y entender que quejarnos por las redes sociales u otros medios no va a solucionar ninguna problemática. Ofender y minimizar a nuestros políticos a través de mensajes de odio no los va a mover ni llamar a reflexión, votar sí.
Es en ese ejercicio de derecho ciudadano donde nuestra voz puede ser alzada. Es contradictorio que, en medio de tantas quejas en un año electoral, la abstención en voto haya sido tan alta en los comicios municipales.
Es claro que las generaciones que hemos nacido en tiempos de democracia no alcanzamos a comprender del todo el verdadero valor que supone el voto, y en una era en la que expresar el disgusto por plataformas digitales es tan fácil, movernos de nuestra comodidad y marcar una casilla parece tarea difícil.
Para tener el derecho a hablar, quejarnos y exigir, es necesario cumplir con el deber de ejercer el sufragio, mayor símbolo democrático de las naciones.
Por eso, hablemos ahora o callemos para siempre.