Si alguna riqueza me legaron mis padres -q.e.p.d- fue saber vivir con dignidad y decoro bajo cualquier circunstancia, empezando por garantizar nuestra existencia, material y espiritual, a través del trabajo, la fe, la solidaridad, la compasión y el respeto a los demás e inculcar esos valores a nuestros hijos, pues sin honestidad y coraje para afrontar los avatares -las altas y bajas- de la vida no hay ser humano que resista tentaciones u extravíos lamentables…
Por ello, hay que educarse y educar para aprender a vivir con poco, pues es fácil vivir en abundancia pero difícil vivir en precariedad, más cuando se ha vivido a pedir de boca o de flojera. La vida conlleva riesgos y sacrificios y hay quien no sabe de uno ni de otro. A muchos les gusta el camino fácil -o lo logran fácil-; pero a otros les toca machacar duro o el camino pedregoso.
Igual hay que estar preparados para subir y bajar, pues quien sólo sabe subir no sabe bajar. Y de ese principio elemental, no pocos, han pagado caro su inobservancia. Sin embargo, y si se sabe afrontar los contratiempos de vivir, se estará siempre colmado de fe, familia y algún amigo, de buenas y malas, para el viaje que es la vida tanto en momentos aciagos o de éxitos. Porque no hay nada más reconfortante que la familia, el trabajo, la fe, la honestidad y un amigo sincero y solidario. Si lo tienes -ese último-, cuídalo y preservarlo. Es un tesoro; o más gráfico y real, valor humano en vía de extinción.
Alejaste de los chismes y las murmuraciones, pues eso enferma y descarrila tu vida; mejor, enfócate en algo provechoso: visitar a un amigo, reflexionar, avanzar un proyecto, ayudar en lo que puedas y sea útil, ser mejor padre y esposo, fortalecer la fe y dar lo mejor de ti. No viva lamentándote. Pasa la página. Y recuerda que nada es para siempre, pues somos despojos transitorios en el arte de vivir con dignidad y decoro que es lo que al final cuenta y queda…
Sueña mucho aunque sea despierto, pues soñar haciendo algo decoroso para lograrlo, así sea bajo el sol candente o el frío paralizante, te da esperanza y fortaleza para superar una etapa difícil o el más angustioso trance…
En fin, vivir con decoro y dignidad es tener coraje para saber y resistir que, en esta vida, no siempre se gana sino que también se pierde y que perdiendo, a veces, se gana. Es cuestión de medir los tiempos y saber esperar…
Y finalmente, jamás deje que nadie ande con tu cabeza porque si sucediese; ahí mismo claudicaste. Mientras, auguramos un prosperó 2023, y templémonos como el acero.