Casi entramos al segundo mes de 2023, un año preelectoral que como todos los años preelectorales plantea un escenario que estará dominado por una natural vorágine política que, a decir verdad, es propia de la República Dominicana de manera permanente.

El domingo dos de julio se abrirá el proceso de campaña interna para que las organizaciones políticas decidan la elección de sus candidatos, en primera instancia, para las elecciones municipales de febrero de 2024, y posteriormente, las presidencial y congresual del mes de mayo del mismo año.

Es decir, ese día arranca oficialmente una cadena de episodios electorales que, eventualmente, pudieran llevarnos hasta finales de junio de 2024 para la celebración del balotaje, en caso de que la contienda presidencial no quede resuelta en la primera vuelta del 19 de mayo.

Entre julio y octubre próximos quedará servido el plató para la nominación de los candidatos menores, esto es, a alcaldes y concejales municipales, así como los distritales que se definirán en febrero.

Durante los mismos movimientos internos será decidida la mayor parte de los aspirantes al Senado y la Cámara de Diputados, tomando en cuenta que la propia legislación electoral permite a las formaciones políticas reservarse una parte de esas nominaciones para fines de negociaciones.

Según se perfila en el nuevo escenario previsible, todo apunta a que las candidaturas presidenciales no serán sometidas al trance de las primarias, con lo cual, de antemano, se estarían ahorrando traumas de consecuencias imprevisibles, o hechos ya vividos en un proceso anterior.

A lo que nos referimos es que muy probablemente para las candidaturas presidenciales no se necesiten primarias, si nos atenemos al hecho de que los tres principales partidos ya tienen, en la práctica informal, definidos a sus abanderados.

Sabemos que el Partido Revolucionario Moderno —que llevará al presidente Luis Abinader para la reelección—, definirá su candidatura mediante padrón cerrado, razón por la cual no necesitará de un proceso de características similares a unas primarias.

En cuanto al Partido de la Liberación Dominicana, su pasada “consulta” equivale a primarias, lo que haría ilógico abocarse a este proceso, cuando de lo que se trata es de ratificar la formalidad de Abel Martínez como su abanderado.

Por su parte, la Fuerza del Pueblo no deja dudas en el sentido de que el expresidente Leonel Fernández será su candidato, y por la misma razón carecería de sentido una primaria de convocatoria abierta.
Las otras dos formaciones de renombre —los partidos PRD y PRSC— apuntan al “bisagrismo”, entiéndase que estarán con uno de los tres bloques.

¿Y las alianzas? Un grupo de partidos está en fila esperando por el presidente Abinader antes de dar el paso.

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