Una de las dicotomías que se plantean en la economía radica en no haber podido encontrar aún la forma efectiva de lograr que el crecimiento alcance a todos los sectores, si no de manera equitativa, por lo menos de forma razonable.
Este problema entre el crecimiento y la dificultad para impactar positivamente en todos los sectores, no solo está presente en las economías en desarrollo, sino inclusive en las naciones que han alcanzado un desarrollo pleno.
Un dato que lo confirma lo hallamos en informes bien documentados, conforme a los cuales en una nación como Estados Unidos, el número de personas que están debajo del umbral de pobreza ha alcanzado la astronómico cifra de 40 millones.
¿Qué provoca estas distorsiones que hacen que el bienestar no alcance por igual a todos los habitantes de una nación?
En lo que respecta a la República Dominicana, el gobernador del Banco Central, licenciado Héctor Valdez Albizu, tiene la convicción de que el crecimiento económico carece de sentido humano si no beneficia a los sectores más necesitados.
Lo ha reiterado sistemáticamente, abogando por un incremento del salario por lo menos del quintil más bajo de la economía dominicana, única vía de que el crecimiento de más de un 5%—en algunos periodos de 2004 a la fecha hemos llegado hasta un 7%—sea derramado a toda la población.
El BC ha hecho su parte al formular las políticas que le conciernen, logrando mantener un efectivo control del tipo de cambio, uno de los factores fundamentales para mantener la estabilidad de precios, expresado en baja inflación, con un nivel récord de reservas internacionales que le permiten garantizar la estabilidad de la prima.
Ha mantenido una política monetaria prudente, sin permitir que el circulante se desborde y trastorne las demás políticas macroeconómicas, pero tampoco ha excedido las restricciones al extremo de crear escasez de efectivo.
Es decir, que la administración de Valdez Albizu ha abogado siempre por el equilibrio, una visión fundamental en la conducción del órgano emisor, lo que le ha valido el reconocimiento de sus pares en la región y se ha manifestado en la prolongada confianza que han tenido los inversores en el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica del país.
Esto, sin embargo, ha sido posible también porque le ha tocado desempeñarse con tres presidentes altamente prudentes en el manejo de los asuntos del Estado, es decir, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y Danilo Medina.
En conclusión, para redondear humanamente estas exitosas políticas sería oportuno que tanto el sector privado como el Gobierno se pusieran de acuerdo para producir un incremento salarial de alguna importancia o que por lo menos nivele el ingreso con la canasta básica.