“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.

Son muchos los temas en torno a los cuales se hacen juicios de valor, se fijan posiciones o se hacen hasta exclusivas interpretaciones en las más variadas circunstancias y por los más diversos medios.

Mas hay temas que ya en la actualidad se apoyan plenamente en la ciencia; de esa ciencia obligada a seguir un método a partir de cual se llega a conclusiones sustentadas en muy sólidas evidencias.

Lo anterior no significa que las afirmaciones de la ciencia sean invariablemente concluyentes; pero con las evidencias, prueba al menos que corresponden a interpretaciones sobre los fenómenos que explican coherentemente una parte, un nivel o un enfoque plenamente creíble. Por ejemplo, lo descubierto por Galileo sobre el movimiento de los cuerpos y sus causas, fue superado por Newton sin negarlos, más bien ampliándolos; lo mismo sucedió con Einstein respecto a los aportes anteriores.

Lo dicho tiene el propósito de que se entienda que, al referir los grandes avances de la cosmología en cuanto al conocimiento del universo, si bien lo logrado hasta el momento no son verdades invariablemente definitivas, no se trata del “yo creo” que estuvo presente predominantemente en grandes pensadores desde Sócrates, Platón y Aristóteles, sino que se fundamenta coherentemente en la evidencia científica.

De ahí que lo que hoy establece la cosmología en cuanto al origen, evolución y estructura del universo parte de leyes como las que descubriera –entre otros- Albert Einstein con las llamadas Ecuaciones del Campo Gravitatorio o de Alexander Friedmann al aplicar las ecuaciones de Einstein en su relación con el origen del universo; así como las grandes contribuciones a partir de las observaciones telescópicas de Edwin Hubble confirmando que el universo se encuentra en expansión.

Mas no se queda ahí, procede destacar -dentro de muchas- al menos tres misiones como la del satélite Explorer 66 (COBE-1989-1993) de la NASA dos de cuyos principales investigadores George Smoot y John Mather recibieron por sus aportes el premio Nobel de Física en el 2006; la misión de la sonda de diferencias de temperaturas del fondo cósmico de microondas WMAP (por sus siglas en inglés) 2001-2010; o la misión europea con el satélite Planck (2009-2013) a partir del cual se ampliaran considerablemente los estudios anteriores.

Las observaciones telescópicas y misiones de exploración han dado a la cosmología los fundamentos de comprobaciones o evidencias científicas junto a ecuaciones matemáticas como las ya referidas, logrando así un extraordinario progreso en la comprensión del origen, evolución y estructura del universo.

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