A los grandes constreñimientos a la producción y el comercio internacional, y las derivadas alzas generalizadas de precios provocados por covid-19, ha seguido la invasión militar rusa a Ucrania sobreponiendo unos factores de crisis a otros más graves que afectan a todo el planeta.
Mientras los efectos del covid-19 y sus variantes aún esparcen sus nocivas secuelas sobre la humanidad, el 24 de febrero llegó a la “aldea global” el impacto de la invasión rusa a Ucrania, redisparando las alzas de los precios de combustibles, el transporte, y las materias primas o comodities.
La guerra en la zona que divide a Occidente y a Rusia se mantendrá durante meses, y quizás años, no faltando pesimistas que no descartan a un Putín provocando una tercera guerra mundial.
Otro escenario que no sacan del menú de posibilidades los expertos es que si Rusia “gana” la guerra con el bombardeo de tierra arrasada, contra objetivos militares y población civil, cuando dispare el último misil o cañonazo, e intente la ocupación con su infantería, proseguirá la guerra en forma de insurgencia contra las tropas rusas o un eventual gobierno títere, por parte de una Ucrania que siempre ha luchado por su libertad.
En el hipotético y poco creíble escenario en que Putín y su aristocracia militar y financiera detengan los bombardeos y se replieguen a sus fronteras, persistirá la resaca de una guerra que además de militar y geopolítica también es económica y cuyos efectos tomará tiempo que se disipen.
Todos los escenarios proyectan que continuaremos sometidos al menos por meses a los rigores de la inflación internacional, y que si bien el gobierno puede mitigar la situación haciendo sacrificios presupuestarios, favoreciendo la producción local y conteniendo la especulación, tendremos que seguir importando altos precios e importantes renglones seguirán ralentizados por los adversos vientos externos.
Eso conllevará fuertes reajustes y reordenamiento del país, que requerirán de una gran mayoría proactiva que aúne propósitos comunes para impulsar iniciativas que contribuyan a superar las adversidades, para seguir adelante.
De manera perseverante el presidente Abinader ha venido proponiendo la concertación alrededor de los temas que deben unirnos para seguir empujando al país por sendas de organización, superación y avances.
“Saldremos bien, como salimos bien de la pandemia”, exhorta el presidente frente a los nuevos encarecimientos que impone la invasión a Ucrania. Ese es el espíritu constructivo y unitario que debe inspirar a que nos constituyamos en una gran mayoría que impulse a la Nación a seguir adelante, sobreponiéndonos a los contratiempos externos e internos que nos puedan deparar los tiempos.