Puede entenderse por tradición aquello que es repetido por las generaciones a través del tiempo. Por cuestiones culturales, cuando esto es plasmado en la conciencia colectiva de un pueblo, conlleva un proceso bastante complejo para desarraigarlo y en muchos casos resulta imposible.
Si se le preguntase a cualquier sabio, no me cabe duda en que coincidiría conmigo al decir que el fútbol es un deporte sencillo, cuenta con tan solo 17 reglas que con una clara definición delimitan la hermosura estética del deporte rey, aquel que hace romper en llanto a los más jóvenes y saltar de júbilo a los de edad más avanzada.
La historia del fútbol de alta categoría en la Republica Dominicana no es tan reciente, hay que remontarse al año 1970 para apreciar la primera versión de este torneo en nuestra isla, este era de índole amateur, quizás a alguno le sonará el nombre de aquella liga disuelta en 2014, ”La mayor”.
Esta, que tuvo que esperar hasta el año 2015 para adquirir formalmente el adjetivo de “profesional”, a partir de ese momento de inflexión, hemos tenido 4 torneos en los que se han consagrado cuatro campeones diferentes, así mismo hemos tenido cuatro subcampeones diferentes y de estos solo tres equipos cuentan entre sus laureles, con ambas cosas, o sea, campeonatos y subcampeonatos, entre estos se encuentra el actual campeón de la clásica gesta, el formidable Cibao FC.
¿Serán la evidente y férrea rivalidad entre los equipos participantes junto a la renovación de la liga la fórmula perfecta para el nacimiento de una pasión nacional de culto? ¿Será acaso que la Federación Dominicana de Fútbol esperó el momento perfecto para dar el salto al profesionalismo? ¿Será que se persigue promover en esta, nuestra tierra, un romance para un pueblo que responde cada año con más entusiasmo al inicio de esta apasionante cita entre estos, ahora 11 equipos integrantes del circuito, por alzarse con la presea máxima?
Solo el tiempo lo dirá, pero mientras tanto solo nos queda dejarnos llevar por esta nueva y refrescante pasión que ya está reclamando el corazón de los dominicanos, pues bien, dejémonos llevar por la pasión y seamos testigos de la historia.