Eden Hazard es ya un astro consagrado. Es capitán y uno de los ejes centrales de la selección de Bélgica, actualmente la número uno del mundo.
En el pasado reciente, el Chelsea, club en el cual militaba antes de pasar a formar parte del Real Madrid y del aparente nuevo proyecto galáctico de Florentino, no había tenido muchos éxitos, ya que la liga inglesa ha apretado bastante el ya competitivo nivel que tenía en los últimos años, pero los números de Hazard se mantuvieron siempre equilibradamente eficientes, siempre.
Un comentario bastante curioso que me hizo un amigo en forma de broma fue: “No midamos a Hazard por lo que hará en el Madrid, sino por cómo se reflejará su ausencia en el Chelsea”, a pesar de no estar de acuerdo del todo, para mi realmente es un enfoque diferente y hasta útil.
No es para nadie un misterio que la partida de Cristiano Ronaldo, desde un enfoque de rendimiento, fue lo mismo que gancho izquierdo a la mandíbula al Real Madrid, de esos que conectaba Mike Tyson. Pero Florentino Pérez es presidente por algo y ese algo es que resuelve con sus decisiones administrativas y técnicas, siempre lo ha hecho y no creo que deje de hacerlo ahora. No es la primera crisis que afronta el Madrid bajo su dirigencia.
No nos enfoquemos solamente en el proyecto de reforma que ha adoptado el club con relación al onceno estelar, el detalle de oro es que Eden Hazard es el inminente reemplazo de Cristiano Ronaldo y me atrevo a decir, que de adaptarse correctamente y de la suerte estar a su favor, porque seamos realistas, la presión de jugar en el Madrid es mucha, sea para quien sea, entonces el espectáculo que podría brindarle el belga a la afición merengue podría ser más entretenido que el del portugués.
Cristiano es un jugador quirúrgico, instalado en su banda izquierda, proporcionaba goles y asistencias por doquier. También tenía un peso moral en el Madrid, equiparable al de Ramos. Pero Hazard es un mago, un temerario y cada vez que toca el balón sabe que algo va a ocurrir, como un Messi belga.