No hay mucho qué hacer. Los Cavaliers de Cleveland no tienen respuesta para detener a los Warriors de Golden State.
Tras ver el ambiente hostil en el que se dio el tercer partido de la Serie Final de la NBA aquí en el Quicken Loans Arena y el desempeño de los Warriors a pesar de eso, no puedo divisar otra cosa que no sea una cuarta victoria corrida para la tropa de Steve Kerr.
¿Qué más puede hacer Cleveland? Este equipo dominó los tableros por tercer juego seguido, dio 20 asistencias, tuvo a su mejor jugador con un triple doble, aprovechó las segundas oportunidades (19-8), sacó de la banda a Rodney Hood y anotó 15 puntos, perdió una cantidad decente de balones (13), sus reservistas anotaron 23 puntos (contra 26 de Golden State) y encima de eso su defensa deja en 110 puntos a un equipo que había pasado de 120 tantos en los primeros juegos.
No creo que Cleveland pueda hacer más de ahí. No creo. Pienso que ya llegaron a su techo.
Golden State cuenta con demasiadas armas a su favor. En una noche en la que dos de sus tres francotiradores estuvieron por debajo, la puesta en escena de Kevin Durant fue la gran diferencia. Este espigado alero anotó 43 puntos, incluidos seis de nueve triples que tomó. Es que cada vez que Cleveland empujaba ahí venía un canasto de Durant, quien tuvo 13 tantos en el primer cuarto, 11 en el segundo, 10 en el tercer y otros nueve en el cuarto parcial.
Cleveland dio una tremenda mitad defensiva, pero poco a poco fue cediendo y ya en el cuarto parcial se vio claramente el desgaste en defensa con varias equivocaciones y una evidente falta de comunicación en la coordinación de las ayudas.
Golden State es un equipo que no perdona errores. No hay margen para muchos errores contra ellos y eso fue lo que se vio durante el juego anterior. Creo que la meta para Cleveland es la administración de sus jugadores y la consistencia.
Pero habrá que ver en qué animo salen a la cancha los Cavaliers, tomando en cuenta que ningún equipo ha regresado del 0-3 en la historia de la postemporada.
Ese debe ser una tarea pendiente para el dirigente Tyronn Lue, quien salió bien de su primer 0-3 el año pasado.