El caos del tránsito en el Gran Santo Domingo se ha magnificado en los últimos días, incluso en calles pequeñas, donde anteriormente se transitaba con fluidez.
El tranque del tránsito ha coincidido con el inicio del año escolar, cuando sube el número de personas que necesitan salir a las calles a una misma hora generalmente.
Esa situación perjudica a los ciudadanos, no solo en el malgasto de tiempo en las calles. La economía de los conductores se ve lesionada por el aumento en el consumo de combustible de los vehículos.
Por ejemplo, mi hermano me contó que en días anteriores su vehículo consumía un tanque de gasolina en una semana, y ahora le dura apenas cuatro días esa misma cantidad.
Eso hace que el gasto en compra de combustible de mi hermano haya aumentado de RD$3,000 semanales a RD$4,000 y de RD$12,000 mensuales a RD$16,000. Si ese comportamiento continúa, invertirá durante el año RD$192,000 en vez de RD$144,000.
La paz y la tranquilidad de los conductores también son afectadas por los tapones, en momentos en que la salud mental de muchos se ha deteriorado.
Asimismo, puede provocar situaciones negativas a la producción de las empresas, debido a que el personal gasta más tiempo en el trayecto de ida y vuelta a los centros laborales, sin mencionar el desgate físico y mental.
Sabemos que el Gobierno, encabezado por el presidente Luis Abinader se ha preocupado por resolver la situación del tránsito, especialmente en el Gran Santo Domingo y en Santiago, con la ejecución de obras, como el Monorriel de Santiago, el elevado de Los Alcarrizos, y la extensión de la segunda línea de metro de Santo Domingo hacia ese sector, entre otras soluciones viales.
Sin embargo, es necesario tomar medidas inmediatas, para que esta situación no continúe afectando la paz y, sobre todo, los bolsillos de los ciudadanos, por el bien común.