Mientras se circula por los pasillos de cualquier palacio de justicia, en los roles de audiencia se pueden encontrar ciertos demandados frecuentes, tan usuales como el mismo personal judicial, a saber:
1.-Las clínicas e instituciones de salud, sus médicos y asistentes, que son emplazados-justificadamente o no- por mala praxis, diagnósticos errados, desatenciones, negligencias, descuidos (ocasionales o persistentes), intervenciones quirúrgicas fallidas, complicaciones en el postoperatorio, tratamientos experimentales y cobros que exacerban la paciencia de cualquier mortal; todo un perfecto hábitat para que las demandas millonarias surjan a granel y en todo su esplendor.
2.-Los bancos y organismos de crédito que tienen que capear el temporal de un cuentahabiente insatisfecho para quien sus arcas son un tonel sin fondo donde corre a raudales el efectivo. Cierto es que a veces los fondos ajenos pudieran creerse propios, a fuerza de tanto administrarlos, por lo que es frecuente que las restituciones pecuniarias se busquen donde se genera el dinero.
3.-Las empresas de telecomunicaciones, que ofrecen productos y servicios prácticamente de primera necesidad e imprescindibles en el diario vivir, a través de contratos donde, en ocasiones, se cambian las reglas de juego para hacerlas más gravosas al usuario. El fastidio las hace un blanco fácil de reclamaciones.
4.-Las compañías de seguro (de vehículos, de salud, de vida, de daños a terceros, robos…) que, cobijadas bajo cláusulas de exclusión, evaden cada vez más sus responsabilidades contractuales, sirviéndose de una interpretación ambigua, lo que hace cierto aquello de que, aunque se tenga un seguro, siempre es preferible no necesitarlo.
5.-Las distribuidoras de electricidad que, aunque administren averías y apagones, se baten con los productores y sus costos de financiamiento para que le llegue al usuario un chorrito de luz, caro, escaso y deficiente o un cambio de voltaje caprichoso que les funde los electrodomésticos, lo que las convierte en un terreno fértil de litigios.
6.-Los establecimientos de servicios múltiples, desde los productos defectuosos, pasando por los accidentes en sus instalaciones o inconvenientes en la atención al cliente, hasta sus parqueos que no escapan al brazo largo de la ley.
Esas entidades se mantienen en la mira de los litigantes, bajo riesgo de una condenación de difícil escapatoria, en una lucha entre David y Goliat porque es muy probable que el juez también haya sido víctima de los mismos reclamos que debe fallar y se vea tentado a un ajuste de cuentas; entonces, a quien quiera imparcialidad, mejor que la busque en Marte y si los sospechosos de siempre claman por justicia, es preferible que comiencen portándose bien. Caso cerrado.