Estamos viendo con total normalidad la contratación de empresas que tienen su propio ejército privado, disponible para el mejor postor. El servicio de “seguridad” ha crecido en zonas conflictivas como Sudán en África; allí Rusia le envía al grupo paramilitar “Wagner” que ha sido clave en diversas operaciones del Kremlin. Pese a no tener legitimidad, estas empresas son contratadas para el que requiera servicio especializado, de seguridad en instalaciones críticas como bancos, estaciones nucleares, aeropuertos y prisiones. Han participado como escuadrón en las guerras de Irak y Afganistán. Y hasta los contratan para proteger embajadas y personal diplomático estadounidense.

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