Las reformas se tratan de envolver en un papel regalo que se llama “consenso” pese a que solo las hace el que tiene la mayoría de cuota de poder en dirección de mantenerse en el poder. Si analizamos a Luis Abinader vemos que se ha manejado en la línea de primer orden del poder como candidato a vice, presidencial derrotado y luego candidato ganador. En ese tiempo habló de reformas, pero no insistió, sencillamente, en el primer periodo presidencial no se puede hacer reformas por los compromisos que se contraen para reelegirse. Ahora que tiene poder absoluto puede hacer reformas sin ataduras. Las negociaciones duras serán con el sector económico porque con el político ya cumplió.