Cuando un partido se desgasta en el poder y las expectativas caen, el sistema debe asegurar la renovación de la esperanza sin abrir brechas para demagogos y aventureros. Experiencias amargas aconsejan diversidad dentro de la unidad para cerrar el paso a la volatilidad electoral, fragmentación, polarización e incertidumbre, enemigos naturales de la estabilidad. La competencia política debe ser un ciclo virtuoso, sin sobresaltos, de maduración y renovación permanentes. Lo que no se logra con excesivos ‘narigoneos’ paralizantes, de aquí o de allá. Y si las cosas fluyen bien, que fluyan. (Dr. Cristino del Castillo).

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