Un mes y medio después del cierre total de la frontera tenemos como resultado la quiebra de los negocios de productores avícolas pequeños y medianos, mientras del lado haitiano tenemos la paralización del canal por la inundación provocada por las últimas lluvias, falta de fondos y materiales. Ni eso ha logrado hacer entender a los haitianos que necesitan estudios, técnicos avalados para que puedan hacer una buena construcción. Ni el Gobierno dominicano ha logrado proteger el sector avícola, pese a los esfuerzos. La paralización del comercio ha dejado perdidas los productores que están endeudados con la banca. No saben cómo sostener sus gallinas ni a sus trabajadores directos e indirectos.

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