Los senadores y los diputados están distrayendo con la propuesta de eliminar una exoneración de vehículos cuando el grueso de beneficios está en el salario de lujo y el barrilito, lo que eleva el costo del Congreso y lo hace insostenible, ilegal e inmoral. El sueldo de un diputado es de 175,474.65, gastos de representación por 35,094.93 y viáticos por sesión, además de al menos 100 mil pesos al mes del denominado Fondo de Gestión Social o “barrilito” y sus dos exoneraciones. Mientras, un senador se lleva 300 mil pesos mensuales, 50 mil de gastos de representación, 25 mil viáticos, 3,500 por reunión de las comisiones y su barrilito. Por eso, es que la política se ha convertido en un mecanismo de ascenso social.

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