El mundo está expectante a la espera del desenlace comercial entre China y EE. UU. Poco se informa en la prensa del occidente, que China tiene elementos para contraatacar y tiene poco que perder, porque se preparó reduciendo su exposición comercial a EE. UU. de 3.4% del PIB en el 2018 a 2,9 por cien del PIB en el 2023. Ahora, está lista para aprovechar las nuevas oportunidades de quedarse con los clientes que Trump va a perder a base de aranceles. Saben que EE. UU. depende de la fabricación de componentes en China para mantener su industria textil o tecnológica y que Trump necesita los minerales estratégicos que China monopoliza.

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